Caracas, 28 de octubre de 2015.- Ni la peor crisis económica que ha sufrido el país en su historia ha hecho reflexionar a quienes conducen a Venezuela sobre el modelo que han adoptado. Distintos sectores de la sociedad se han pronunciado y casi que suplicado para que los dejen ayudar a resolver la crisis. Lejos de atender estos llamados, el Gobierno no sólo los ha pateado sino que ahora empieza una ofensiva electorera con el fin de ganar las elecciones “como sea”, para seguir corriendo la arruga, en vez de enfrentar el problema y tratar de corregirlo.
No hay forma de mejorar la economía sin contar con el sector privado. El Gobierno no sólo no cuenta con él, sino que lo ve como un enemigo y busca exterminarlo. Ninguna de las medidas que se han tomado en los últimos días busca levantar la producción nacional, generar empleos de calidad, controlar la inflación o democratizar el acceso a las divisas. Lo único que se busca son votos, a través de medidas populistas que van a dar una sensación de mejoría de aquí a las elecciones, pero que sin duda profundizará los problemas posteriormente.
Si se quiere predecir qué va a hacer el gobierno a futuro, la regla es muy fácil, piense en todo lo contrario a lo que se debería hacer para mejorar la situación. Eso es lo que ellos van a hacer. Dando muestras inequívocas de que no les importa el problema en sí, ya que sólo les importa permanecer en el poder. Para ellos el problema no es que tenemos la inflación más alta del planeta; para ellos el tema es cómo hacer para que esa información no salga, como si nadie se diera cuenta de lo que está sucediendo. El tema es cómo intimidan y obligan a las empresas a vender por debajo de los costos de producción, para “mantener” los precios; algo que ha derivado en escasez y caos económico. Según ellos, el problema no es cómo se diversifica la economía para no depender exclusivamente de la renta petrolera; el tema es tratar obligar a los países productores de petróleo para que suban el precio del crudo y así nosotros poder seguir viviendo a costa del oro negro y despilfarrando la inmensa riqueza que nos produce.
Pero el tema es todavía más profundo. Hay un problema de concepto, de concepción. El modelo del Estado Arepera, en donde las instituciones públicas venden verduras, producen leche, siembran arroz y montan areperas no tiene ningún sentido. El Estado no fue creado para hacer eso; es la iniciativa privada, el emprendimiento de cada quien, el que se debe encargar de esas labores, y mientras más lo hagan más grande será ese país. El estado fue creado para brindarnos seguridad, que no lo hace; para establecer un marco legal, administrar justicia, que tampoco lo hace; para garantizar los derechos de todos, menos lo hace; entre otras cosas. Así pues, sin duda se puede afirmar que la situación que tenemos en Venezuela ha sido provocada por un Gobierno que utiliza el poderío del Estado para hacer lo que no debe hacer y no cumple con lo que en verdad tiene que hacer.
Acompáñame en esta reflexión ¿Qué futuro tiene una economía en donde el Estado que norma y regula, es también el principal actor económico? Es el principal empleador, es el principal productor, es el principal exportador y por tanto el origen de casi el 100% de las divisas que llegan al país. Además hace las leyes, controla todas las instituciones y ahora busca competir con el sector privado, para aniquilarlo. Me atrevería a asegurar que ni un Rey en la época medieval tenía tanto control de su economía como lo tiene el Presidente de Venezuela actualmente. La historia nos ha enseñado que tanto poder en tan pocas manos es siempre pernicioso y contraproducente.