Caracas, 24 de marzo de 2015.- Primero fue la supuesta especulación, luego las llamadas guarimbas, seguidamente el contrabando, después la presunta guerra económica y ahora es el decreto de Estados Unidos; estas han sido las excusas utilizadas por Nicolás Maduro y su gobierno para no asumir, ni enfrentar, la crisis económica y social que atraviesa el país.
No es casual que mientras el desabastecimiento de medicinas en el país ronda el 70%, la inflación se ubica en 87% en los últimos 12 meses, las colas para comprar alimentos no cesan, los escándalos de corrupción gubernamental son cada vez mayores y la delincuencia sigue enlutando hogares; el Gobierno esté empeñado en que sólo se hable de su guerra imperial imaginaria, y el famoso decreto del presidente Barack Obama.
Es una estrategia bien pensada, para seguir escurriendo la arruga y no afrontar los problemas reales que padecemos los venezolanos. Las últimas semanas quienes están en el poder han utilizado esta coyuntura diplomática para desviar de la opinión pública y los medios de comunicación las dificultades económicas y sociales que atravesamos; sin embargo, la gran mayoría de la población sabe que el responsable de la crisis está en el palacio de Miraflores, y no en la presidencia de otro país.
Es inaceptable que, según cifras oficiales, en Venezuela haya 3 millones 538 mil 930 hogares en situación de pobreza; después de la más grande bonanza petrolera de nuestra historia. Hoy el mayor enemigo del pueblo es la pobreza; no el inoportuno decreto de Obama.
Se hace un clamor nacional que el Gobierno deje de evadir la realidad de nuestra Venezuela; y que entienda que su inacción, ante la grave situación, sólo empeora el día a día de toda la ciudadanía y especialmente de los más humildes. En un año electoral pretenden convertir la "amenaza Imperial" en el eje de la campaña; nuestra meta es desmontar ese discurso manipulador, poniendo en la palestra las necesidades de la enorme mayoría de los venezolanos.