Puerto La Cruz, 23 de octubre de 2013.- El último trimestre del año, constituye para el venezolano un periodo de preparación para el disfrute de la época decembrina. Año tras año, las cabezas de familia buscan y se rebuscan para poder llevar a sus casas el tradicional pan de jamón, los ingredientes para las hallacas, los estrenos y los anhelados pedidos del Niño Jesús.

Este 2013 se suman como obstáculos para el disfrute pleno de la Navidad, la altísima inflación y desabastecimiento que han convertido al salario de cada trabajador en una migaja que apenas alcanza para subsistir.

En visita a cada una de los barrios de la zona norte del estado Anzoátegui, he notado como una familia promedio de 5 miembros, tiene un solo sostén, es decir, un ingreso único.

Si ese ingreso deriva de un empleo formal, debería ubicarse para el final de este año en Bs 4.113 cada mes, tomando en cuenta el último incremento salarial anunciado por el presidente Nicolás Maduro y el bono de alimentación.

Tomando en cuenta que la canasta básica se ubica en Bs 8 mil, queda en evidencia la dificultad que atraviesa una familia común para cubrir las necesidades básicas, eso sin incluir los gastos de transporte, servicios públicos, vivienda y disfrute.

Ni hablar entonces de la preocupación y el malestar que deberán atravesar los responsables de cada hogar, para hacer frente a estas Navidades.

Esta crisis económica que el Gobierno intenta palear con la importación y venta solidaria de artículos navideños, se hará sentir pese a estos esfuerzos, porque si hay alguien a quien no pueden engañar es al golpeado bolsillo de los venezolanos.