Caracas, 08 de abril de 2017.- El tablero político venezolano ha sufrido un vuelco absolutamente inesperado, tras dos semanas sólo posibles en revolución. Desde que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) emitiera la sentencia número 155, que dotaba a Nicolás Maduro de superpoderes y arrebataba a los diputados opositores su inmunidad diplomática, se han sucedido golpes judiciales, condenas internacionales inéditas, rebeliones dentro del chavismo, protestas reprimidas con violencia extrema y la valiente respuesta en la calle de parlamentarios opositores,convertidos hoy en "héroes" de la Unidad Democrática.
Parlamentarios que volvieron a sorprender ayer al gobierno. Un grupo avanzó en la madrugada hasta las oficinas del Defensor del Pueblo, el "castillo" que un ejército de policías y militares acordonó para que la protesta del jueves no pudiera ni acercarse. El bombardeo de gases lacrimógenos, "gas del bueno" como lo bautizó Hugo Chávez, duró horas para neutralizar la marcha.
"La Defensoría del Pueblo se ha puesto del lado del golpe de Estado. Hoy los madrugamos, seguimos protestando por el futuro de todos", subrayó el diputado Miguel Pizarro tras "decorar" a la institución con carteles de gallinas.
Fueron precisamente Pizarro y un grupo de jóvenes diputados los primeros en salir a la calle a protestar, como si fueran flautistas de Hamelín. "¡Aquí no se rinde nadie, aquí no retrocede nadie!", clamó el miércoles en el Hemiciclo Juan Requesens, uno de los heridos. Con el rostro tumefacto, una brecha junto al ojo que necesitó 56 puntos de sutura y la nariz rota, el antiguo líder universitario simboliza la rebelión de una oposición que vivía sus peores momentos hasta que llegaron los errores de Nicolás Maduro, concretados en lo que en Venezuela se ha bautizado como el "Madurazo".
A Requesens, unos radicales chavistas le rompieron una botella en la cara cuando protestaba frente a la Defensoría del Pueblo. A José Brito le rompieron dos costillas. A Juan Guaidó la policía le golpeó hasta romperle el brazo. A más de una docena les rociaron con gases lacrimógenos y gas pimienta, provocándoles asfixia, la más grave la de Richard Blanco, hospitalizado porque se llegó a temer por su vida. A la Dinorah Figuera la azotaron con un látigo metálico y a Rafael Guzmán le dispararon en la espalda con perdigones.
Freddy Guevara, arrebatando a un manifestantes de las garras militares; Henry Ramos Allup, protegiéndose con pasta de dientes de los gases; Carlos Peperoni, siempre en primera línea de combate... A los diputados se les sumaron otros líderes, como el gobernador Henrique Capriles, la activista Lilian Tintori o la ex diputada María Corina Machado. En solo unos días Maduro había conseguido algo imposible: la unidad de la Unidad Democrática cuando peor era su situación interna tras el cese de su anterior secretario ejecutivo, Jesús Torrealba.
Unidad y también la fuerza. El ejemplo de los diputados ha multiplicado la presencia en la calle de sus seguidores, desde que la primera acción de protesta la semana pasado, cuando sólo un puñado de parlamentarios se atrevieron a enfrentarse a los militares. Las acciones que parecían desesperadas, incluso altavoz en mano recorriendo centro comerciales, fueron despertando al país, anestesiado por la gigantesca crisis económico y social.
Para hoy está convocada la tercera marcha, cuando ya han comenzado las vacaciones de Semana Santa. Nicolás Maduro otorgó tres días libres (de lunes a miércoles) a los funcionarios públicos.
La oposición ha pasado a la ofensiva en una nueva partida inesperada, ya que el diálogo sin resultados entre gobierno y oposición, auspiciado por el Vaticano y por el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, había hundido la credibilidad de la diligencia de la Unidad entre sus seguidores.
"La oposición debe definir una estrategia común, unitaria, de corto (2017) y mediano plazo (2018). Debe aprovechar la división del oficialismo", resume para EL MUNDO Luis Salamanca, doctor en Ciencias Políticas.
"Con la reacción inesperada de la fiscal, el oficialismo mostró una pérdida de cohesión interna de la estructura de poder que sostiene a Maduro. Esta brecha debe ser seguida por la MUD, pues los gobiernos autoritarios que no hacen elecciones salen del poder por quiebras internas y por la movilización de las masas que presionan desde la calle", añade Salamanca, que fue rector del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Jairo Ortiz, de 19 años, murió la noche del jueves de un disparo en el pecho, mientras protestaba en las afueras de Caracas contra el gobierno de Nicolás Maduro. La Fiscalía General señaló en un comunicado que "la víctima se encontraba en la manifestación realizada en el citado sector (Carrizal, en las afueras de la capital), cuando funcionarios de la Guardia Nacional y de la Policía Nacional se aproximaron al lugar... Durante la situación, Ortiz Bustamante recibió un disparo que le ocasionó la muerte", agrega el texto, sin precisar más detalles.
Tras una intensa jornada de protestas de la oposición en todo el país contra el Madurazo, se registraron disturbios en distintos puntos de la capital. El excandidato presidencial Henrique Capriles responsabilizó al ministro de Interior, Néstor Reverol por ordenar "reprimir sin importar vidas".