El derecho del que gozan las Iglesias y las comunidades religiosas para ordenar sus asuntos en forma autónoma debe preservarse, así como también su libertad para cumplir con su tarea predicadora. Apoyamos decididamente la contribución de las Iglesias, su responsabilidad compartida y su aporte al bien común.
Entendemos que la preservación de los valores religiosos que fundamentan nuestra democracia liberal, especialmente la inviolabilidad de la dignidad humana, es una aspiración conjunta de todas las iglesias históricas que hacen vida en Venezuela. Primero Justicia promueve la colaboración financiera y legal del Estado con todas aquellas actividades desarrolladas por las iglesias dirigidas a dignificar la vida de los venezolanos.
En la perspectiva individual de vida y en la conciencia de la sociedad, la tercera edad es cada vez más importante. Abogamos por mejorar las condiciones marco que permitan a las personas mayores una vida digna y un actuar con responsabilidad propia, entendiendo que una política para la tercera edad es una tarea que trasciende anticipadamente a otros ámbitos de la política social, económica, familiar, cultural y educativa. En Primero Justicia creemos en la necesidad de un verdadero sistema de seguridad social.
Defendemos una política de cooperación entre las generaciones no sólo en forma conjunta, sino también en forma recíproca. Jóvenes y ancianos pueden aprender en la misma medida los unos de los otros, intercambiando experiencias y, a través del vínculo entre las generaciones, profundizando valores como la tolerancia y la capacidad de consenso, la responsabilidad y la solidaridad.
El mundo está inmerso en la permanente dinámica de globalización. Al lado de las oportunidades que genera este proceso, coexisten aspectos negativos como el crimen organizado, el terrorismo, la subversión, el narcotráfico, los nacionalismos exacerbados, las autocracias y el comercio desleal. El reto de Venezuela es fomentar un proceso de globalización que traspase el simplismo de la retórica antiglobal o de la sumisión pasiva a las fuerzas internacionales, proponiendo alternativas de desarrollo humano sustentables.
La globalización responsable debe ser una mundialización. Para la globalización no hay personas ni comunidades con historia, cultura, necesidades o proyectos, sino entes económicos dentro de un mercado global. En cambio, la mundialización es protagonizada por personas, comunidades y naciones que se relacionan entre sí con libertad, dignidad y justicia. Al lado de las estructuras tecnológicas y económicas, éstas construyen leyes e instituciones responsables y solidarias que brindan un marco de acción conocido, construido y aceptado por todos, con pleno respeto a la cultura, la tradición, valores y creencias de cada pueblo. La mundialización busca globalizar los valores fundamentales de los seres humanos, como los derechos humanos universales y la responsabilidad solidaria.
La política para la juventud es política para el futuro. En la juventud se toman decisiones fundadas sobre los valores, las ideas y los modelos que servirán de orientación para el resto de nuestra vida.
Cada generación debe ser reconquistada con respecto a la democracia y los valores que forman el fundamento de nuestra historia. Nuestra política desea contribuir a ello y facilitar a los jóvenes el camino hacia una vida responsable y autónoma con igualdad de oportunidades.
Primero Justicia promueve como política de Estado las diversas iniciativas y asociaciones de niños y jóvenes, pues revisten una especial importancia por generar el espacio para experiencias autónomas que enriquecen a la sociedad civil y el tejido social, así como la subsidiariedad.
El campo y la ciudad son espacios diferentes pero complementarios, símbolos de nuestra diversidad nacional. Encarnan distintas maneras de convivencia social, de expresión cultural y de actividad económica.
El campo es fuente y expresión de nuestra diversidad sociocultural y de la riqueza económica propia de cada región del país. Por su parte, la ciudad también expresa la pluralidad de Venezuela como nación unificada. Al mismo tiempo, en la ciudad es donde mayoritariamente se están desarrollando los venezolanos como ciudadanos. Sin embargo, nuestras ciudades son retazos segmentados con ciudadanos que no gozan de los mismos derechos, ni oportunidades.
Creemos que la modernización de Venezuela pasa por el fomento de lo urbano y la asistencia al campo. Sólo a través de una visión integral, progresista y humanizante de la sociedad, acompañada de una descentralización efectiva y la aplicación de la subsidiariedad, se podrá desarrollar Venezuela como un todo.