La igualdad de derechos implica que el libre desenvolvimiento de la persona debe tener vigencia independientemente del género. Deseamos que tanto hombres como mujeres puedan desarrollarse en libertad y responsabilidad, según sus inclinaciones, talentos y deseos.
Creemos en el compañerismo como uno de los principios de interacción de los individuos. Compañerismo significa que hombres y mujeres reconocen mutuamente su valor propio, que son responsables el uno por el otro y que pactan, sobre la base de la igualdad de derechos, las tareas que les corresponden, dentro y fuera de la familia.
Debemos construir una economía que aproveche al máximo el potencial generador de riqueza de los hidrocarburos pero que no inhiba la posibilidad de desarrollar las otras áreas donde nuestro país tiene ventajas comparativas. No compartimos la visión que encasilla al petróleo dentro del concepto de renta, convirtiendo la defensa del precio en el mercado internacional en una obsesión y dejando de lado la expansión de los mercados y del aumento de la capacidad productiva de la industria petrolera nacional.
Defendemos la integración plena de PDVSA en la sociedad venezolana. Consideramos que PDVSA sólo será del pueblo cuando todos los venezolanos sean propietarios directos del capital de la empresa y las regalías se canalicen directamente a los verdaderos dueños del recurso petrolero: los ciudadanos venezolanos.
La familia es la forma más estable de convivencia en la sociedad. En la familia el ser humano encuentra protección y cariño y experimenta la solidaridad entre las generaciones. Las características y capacidades individuales que son condicionantes y fundamento de una sociedad libre y responsable pueden desarrollarse mejor en el seno familiar. Estas incluyen el amor y la confianza; la tolerancia y la consideración; el respeto y la seguridad; la disposición al sacrificio y a la responsabilidad compartida; la independencia y la emancipación.
Para nosotros, la familia es el fundamento de la sociedad. Por ello, defendemos el apoyo financiero de las tareas del hogar y su reconocimiento por parte de la sociedad, así como la protección de niños y ancianos. La unión en el seno de nuestras familias es el requisito para la existencia de nuestra sociedad.
Primero Justicia promueve la maternidad y paternidad responsables. Propiciamos decididamente la defensa de la vida del niño antes de nacer. Queremos mejorar las bases para que cada niño en el seno de su madre sea aceptado, aun bajo circunstancias económicas o sociales difíciles, por lo cual consideramos que el Estado debe proteger a las madres adolescentes y otras madres en condiciones de riesgo
Entendemos que defender a las personas con impedimentos es nuestra obligación especial. Las personas minusválidas y sus familias son miembros plenos de la sociedad, pero precisan nuestra solidaridad y respaldo. El intercambio de experiencia entre las personas minusválidas y las que no tienen impedimentos es un enriquecimiento para nuestra sociedad. Creemos que el camino correcto es la integración y rechazamos las prácticas arcaicas basadas en el aislamiento. Defendemos firmemente la vida de los niños minusválidos y su estímulo desde temprana edad.
El vínculo inseparable entre economía y política social se demuestra en la necesidad de proporcionar ocupación estable y de calidad a la mayor cantidad posible de personas. La economía que proponemos es un paradigma de crecimiento incluyente afincado en aquellos sectores de la economía con mayor potencial para la generación de empleo.
Frente al empleo precario y de subsistencia, sostenido con el alfiler del gasto público, planteamos un empleo sostenible, digno y productivo, sustentado en el motor de la inversión privada.
El desarrollo de una economía que impulse la justicia social requiere de una fuerte y vigorosa sociedad civil. La sociedad civil creativa, plural y pujante es un elemento esencial para lograr el desarrollo de nuestro potencial como nación.
Primero Justicia sustenta su visión social de la justicia sobre las asimetrías que existen entre aquellos intereses que se encuentran organizados y los no organizados, entre los que trabajan y los que no participan del mundo laboral. Allí reside una brecha de injusticia que debe ser cerrada bajo la promoción de la subsidiariedad y la fortaleza de la sociedad civil.
Los grupos que se encuentran más débilmente organizados o desorganizados del todo son los grupos más vulnerables: los pobres, las personas de edad, los padres, los niños, los inválidos, los que han perdido su trabajo y los informales, entre otros. Generalmente estos grupos sucumben en la lucha por la justicia social frente a grupos más poderosos y organizados de la sociedad. Primero Justicia cree firmemente que el Estado y la sociedad deben amparar a estos grupos vulnerables y ayudarlos a que ellos mismos puedan organizarse para defender sus derechos y ser fuertes frente a la dinámica social.