Caracas, 24 de octubre de 2013.- El chavismo y ahora el madurismo han creado un sistema de gobiernos cuyo principal objetivo es mantenerse en el poder. Por eso han diseñado estructuras de poder e instituciones a su medida. En democracia, generalmente los gobiernos se ven limitados en sus acciones, pero Chávez se encargó de utilizar su popularidad y astucia política para reducir esas limitaciones y darle a la figura del presidente el poder total económico y político.
Una de las reglas fundamentales para mantener el poder, según el profesor Bruce Bueno De Mesquita es controlar de flujo de ingresos. "El flujo de efectivo más eficaz para los líderes es aquella que mantiene un montón de gente pobre y redistribuye el dinero para mantener a los partidarios ricos”, dice en The Dictator’s Handbook.
El control sobre los ingresos petroleros por parte del Estado no es nuevo en Venezuela, pero si hay algo que la ha hecho daño a la economía venezolana ha sido la creación del Fonden con la reforma de la Ley del BCV en 2005. Con esa reforma, Chávez se aseguró tener control no sobre los ingresos petroleros en bolívares, sino en dólares. El Fonden se alimenta (o se alimentaba) por dos vías: ingresos en dólares directos de las ventas petroleras y “excedentes” de reservas internacionales del BCV, que al final vienen siendo lo mismo porque las reservas se alimentan de las exportaciones petroleras.
Con ese esquema, el Gobierno comenzó a tomar dólares de las reservas y a resquebrajar el sistema monetario venezolano. Un sistema monetario equivale a una cuenta corriente: usted emite cheques toda vez que tiene respaldo en su cuenta, de lo contrario, su cheque pierde valor. Cada 6,3 bolívares que circulan en la economía debería ser como consecuencia de la entrada de un dólar a las reservas internacionales. Así, si las reservas son $1000, deberían circular Bs. 6.300. Con el Fonden, en la práctica, los Bs. 6.300 siguieron circulando, pero en vez de $ 1000, quizás había 800 ó 700 ó 500.
A partir de este desequilibrio se hace imposible mantener una tasa de 6,3. Al dividir 6.300 / 800 ó entre 500, la relación Bs./$ es distinta. No contentos con eso, el Gobierno además decidió reformar nuevamente la ley del BCV en 2009 y 2010 con el objetivo de que el BCV pudiera financiar directamente a Pdvsa y otras empresas del Estado. Así, Pdvsa pide prestado al BCV y éste imprime bolívares para prestarlos. Ya no son 6.300 vs. 500, ahora son ¡12.600 vs. 500! Y la tasa se sigue distorsionando.
Esta práctica de imprimir dinero para cubrir déficits fiscales fue la que generó las grandes hiperinflaciones de los 80 y 90 en América Latina. ¿Pero por qué cometer esa estupidez? ¿Es acaso un capricho?
Bueno, de alguna manera, quererse mantener en el poder es un capricho. La regla 4 de Bueno De Mesquita para mantenerse en el poder es: pagar a los principales partidarios sólo lo suficiente para mantenerlos leales y la regla 5 es: no tome el dinero del bolsillo sus partidarios para que el pueblo viva mejor.
Así las cosas, este tipo de gobiernos necesita seguir manteniendo lealtad de sus partidarios, sobre todo porque para mantenerse en el poder sigue siendo necesario ganar elecciones. En 2011, cuando Chávez no tenía su mejor posición en las encuestas y enfrentaba un cáncer, anunció la Gran Misión Vivienda, buscando reeditar el éxito de las misiones entre 2003 y 2004 que los salvó de perder el referéndum revocatorio. Y así como la GMV, el Gobierno en 2012, “quemó las velas” para ganar la elección y mantenerse en el poder.
Entre agosto de 2012 y hoy, el sistema cambiario terminó de colapsar. Cada vez son más bolívares persiguiendo menos dólares y la tasa de 6,3 es completamente irreal. A Venezuela le vienen nuevos ajustes cada vez más duros, pero parece que el gabinete económico, lejos de avanzar en una propuesta coherente, siguen encaminados a mantener controles de cambio y controles de precios que solo han servido para tener la inflación más alta de América Latina. Esta postergación de ajustes, solo terminará haciendo que el ajuste final sea mucho más doloroso.
Lo irónico de todo esto, es que al final del día, es la economía la que le está pasando factura al Gobierno, generando un alto costo político que, muy posiblemente, sea la razón por la cual pueda dejar de mantenerse en el poder en los próximos años.