“La autogestión es un engaño para los trabajadores”


Caracas, 07 de octubre de 2014.- A propósito de lo señalado por el vicepresidente ejecutivo Jorge Arreaza de que el gobierno reactivará, junto con los trabajadores, la planta de Clorox de Venezuela, y por los trabajadores de Suramericana de Soplados de que tomarán la empresa —ambas compañías decidieron dejar de operar en el país a finales del mes pasado—, Ulises Rodríguez, coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores y miembro del sindicato de Venezolana de Cementos (antigua Cemex), afirmó que ese modelo “es un engaño o estafa a los trabajadores”.

Aseguró que realmente los trabajadores nunca llegan a llevar las riendas de las empresas. “En el caso de Cemex, expropiada en 2007, el control obrero está más lejos que nunca. La compañía la dirigen militares y el ministro de Industrias, José David Cabello. Esas son personas que no escuchan a los trabajadores”.

Rodríguez también admitió que, por lo menos en la industria del cemento, las experiencias de nacionalización y estatización no han dado resultados positivos. “Hablo del sector al que pertenezco, pero los casos de Sidor y Corpoelec también son ejemplos de fracaso”.

En lo que se refiere a Cemex, Rodríguez precisó que en 2008, último año en que la planta operó en manos de la transnacional mexicana, produjo 4,5 millones de toneladas de clinker (materia prima del cemento). Para el cierre de 2014, sin embargo, no cree que la fábrica llegue a 2,3 millones de toneladas del producto.

Rodríguez, que trabaja en esa compañía desde 1998, explicó que el motivo del drástico descenso (48,8%) se debe a la desinversión en la empresa.

Sin dolientes. El director ejecutivo de Conindustria, Ismael Pérez Vigil, dijo que las empresas que están en manos del Estado se caracterizan por producir menos que las privadas. Agregó que esto sucede porque las compañías públicas, nacionalizadas o autogestionadas por los trabajadores no tienen dolientes.

“No son de nadie, a nadie les duele ni les interesa que produzcan y generen frutos o no. Si hace falta dinero para la operación, quienes la dirigen le piden al Estado que les asignen recursos, y ya. No están preocupados, como ocurre con los directores originales, de obtener dinero para cubrir costos, pagar nómina y rendir cuentas a los accionistas”, dijo Pérez Vigil.

A juicio del director ejecutivo de Conindustria, esto hace que no haya estímulo entre los trabajadores por hacer un buen trabajo. Afirmó que la nacionalización y autogestión son políticas erradas porque no ofrecen mayores beneficios productivos ni para los trabajadores. “En muchos casos, después de que la compañía pasa a manos del Estado se retrasan o eliminan las revisiones salariales”.

Otro factor que incide en el fracaso de estos modelos, añadió Pérez Vigil, es que los trabajadores no tienen los suficientes conocimientos técnicos para manejar todos los procesos de la empresa.

El Dato

Ordenaron la ocupación y paralización de la planta de producción de Hermo de Venezuela por una supuesta contaminación ambiental. “Nuestras emisiones de gases siempre han estado en el rango permitido por las normas vigentes y en la actualidad están en “cero”, informó la empresa en un comunicado.

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