Sin Justicia no habrá democracia

La dignidad de la persona humana y la afirmación de una democracia sólida, con instituciones eficientes al servicio de todos, imponen una tarea única para la política: vencer la pobreza, entendiendo que ésta no constituye una simple fatalidad producto de una concepción mecánica de la historia, sino un problema humano susceptible de ser solucionado si entendemos antes que nada que Primero es la Justicia.