José Guerra: La FAN en el Plan País


Caracas, 06 de octubre de 2019.- Una de las peores cosas que le puede suceder a un país es que sus instituciones militares, con el poder para tener el monopolio de las armas de la República, participen en la actividad político partidista o, peor aún, que se declaren partícipes de una ideología. Ello implicaría someter a la institución armada al vaivén de los cambios de gobierno según la ideología del partido político que asuma la conducción del Estado.

En Venezuela, la política partidista fue introducida de forma abusiva en los cuarteles y se ve a oficiales, voluntaria o involuntariamente, participando en actos del PSUV o en programas de TV de líderes políticos que uno no sabe cuándo hablan como ficha de un partido político o como un militar retirado.

Esta deformación tiene mucho que ver con el hecho que el régimen que inauguró Hugo Chávez a partir de 1999 desdibujó la línea que existía entre el hecho de ser un militar de carrera y ser un activista político. Esto no tiene nada que ver con que los militares tengan derecho a votar y a participar en el desarrollo de la nación, cuestiones estas positivas sino más bien con una intervención desmedida en los asuntos de la vida nacional que son del ámbito civil.

Ahora bien, actualmente la situación de los integrantes de la FAN es muy difícil como la es para el ciudadano común. Es obvio que Maduro con un reprobación de su gestión de más de 80% no puede tener un apoyo masivo al interior de la institución militar. El rechazo en la calle es proporcional a rechazo en los cuarteles.

La situación de precariedad social y la depauperación alcanzó al hombre de uniforme. La cantidad de bajas es significativa, la falta de buena alimentación para la tropa es manifiesta, la dotación y el apresto está en su peor momento y, lo más grave, la esperanza, la motivación y la moral están significativamente afectadas.

Cuando el oficial sale del cuartel y se encuentra con la realidad cruda de su familia, del hijo o pariente que quiere emigrar porque no tiene esperanza, lo debe poner a reflexionar sobre la conveniencia de seguir siendo el soporte de un régimen decadente.

Por ello, en el Plan País que constituye el mejor esfuerzo para dotar a Venezuela de un una política pública articulada para acabar con la hiperinflación, poner a crecer la economía  y devolver la esperanza al pueblo, hay un capítulo dedicado a la FAN, cuyas líneas fundamentales dicen lo siguiente:

“La institución militar tiene un papel de primer orden en la construcción de una democracia próspera, justa y plural, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Este papel debe comenzar garantizando la independencia, la soberanía y la seguridad de la nación, asegurando la integridad del espacio geográfico, para esto se deberá recuperar la exclusividad de la posesión y uso de las armas de la República. No se tolerará la existencia de grupos parapoliciales, ni tampoco la presencia en el territorio nacional de grupos paramilitares”.

“El eje orientador del rol de la Fuerza Armada es el de estar al servicio de toda la Nación. Por eso es indispensable llevar al más alto grado la profesionalización de la institución. En ese sentido se considera indispensable el mayor respeto de los criterios de mérito, escalafón y capacidad en ascensos, promociones y asignaciones de mando".

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