José Guerra: Los asesores chinos


Caracas, 06 de noviembre de 2018.- El gobierno de Maduro ha estado dando  bandazos en materia de política económica. Parece un pitcher descontrolado que no encuentra la goma. Con la salida de Jorge Giordani y su demoledora carta donde criticó la política económica suicida seguida por Chávez en 2012, el régimen se quedó sin un referente en materia económica, sin alguien que ponga orden en el desorden. Hay casos realmente patéticos como el de Luis Salas quien fue nombrado ministro de Planificación a comienzos de 2016 y duró menos de un mes en el cargo porque no sabía qué hacer.

Luego fueron designados en diferentes carteras del área económica Carlos Farías quien estaba más perdido que el hijo de Charles Lindbergh y finalmente aterrizó en la embajada de Venezuela en Rusia.

Luego la responsabilidad de la cartera de Planificación recayó sobre Ricardo Menéndez, hombre versado en mapas y cartografía pero no en materia económica o financiera.  En Finanzas, los ministros duran menos de un año en su gestión y en el BCV después de los intentos fallidos de Ricardo Sanguino y Ramón Lobo quienes no tenían idea de la institución que dirigían, finalmente fue importado de USA, Calixto Ortega, hombre más limitado que Sanguino y Lobo que ya es bastante decir.

En medio de la orfandad, al gobierno no le han faltado asesores. De lo que ha carecido es del buen juicio y de querer cambiar un modelo socialista totalmente fracasado. El desfile de asesores comenzó con Henrique Meirelles quien fue presidente del Banco Central de Brasil y enviado por Dilma Ruosseff para tratar de ayudar a Maduro. Meirelles presentó su informe y nada pasó.

Por Miraflores estuvo rondando un personaje nefasto, venido de tierras ibéricas, Alfredo Serrano Mancilla, quien de casualidad termina de acabar lo poco que quedaba en pie de la economía nacional.

A ello siguió el Plan Unasur para el cual se encargó a Francisco Rodríguez la presentación de un conjunto de propuestas que una vez formuladas, Maduro no tuvo la decencia de escuchar a Leonel Fernández quien servía de encomendero de Ernesto Samper.

Luego desfilaron por Miraflores una representación de economistas ecuatorianos y bolivianos comisionados por Rafael Correa y Evo Morales, respectivamente, sin que el gobierno hiciese caso a recomendaciones obvias para resolver la crisis.

La situación se ha complicado tanto que el gobierno ha tenido que recurrir a los rusos y chinos para ver si se endereza la situación. Esta vez puede ser diferente  porque China y Rusia tienen miles de millones de dólares invertidos en Venezuela y no quieren perderlos en manos de unos novatos a cargo del manejo de la economía.

Fue pública la transmisión de una comparecencia de un experto chino y se hizo viral la intervención de uno de los vicepresidentes del Área Económica, el Coronel Wilmar Castro Soteldo quien de manera angelical le hizo una pregunta al especialista chino quien lo fulminó con una respuesta que dejó inmóvil en su silla al Coronel Castro Soteldo. Esos asesores chinos han debido llevarse está reflexión. ¿En manos de quién está la economía venezolana?

El gobierno de Maduro ha estado dando  bandazos en materia de política económica. Parece un pitcher descontrolado que no encuentra la goma. Con la salida de Jorge Giordani y su demoledora carta donde criticó la política económica suicida seguida por Chávez en 2012, el régimen se quedó sin un referente en materia económica, sin alguien que ponga orden en el desorden. Hay casos realmente patéticos como el de Luis Salas quien fue nombrado ministro de Planificación a comienzos de 2016 y duró menos de un mes en el cargo porque no sabía qué hacer. Luego fueron designados en diferentes carteras del área económica Carlos Farías quien estaba más perdido que el hijo de Charles Lindbergh y finalmente aterrizó en la embajada de Venezuela en Rusia. Luego la responsabilidad de la cartera de Planificación recayó sobre Ricardo Menéndez, hombre versado en mapas y cartografía pero no en materia económica o financiera.  En Finanzas, los ministros duran menos de un año en su gestión y en el BCV después de los intentos fallidos de Ricardo Sanguino y Ramón Lobo quienes no tenían idea de la institución que dirigían, finalmente fue importado de USA, Calixto Ortega, hombre más limitado que Sanguino y Lobo que ya es bastante decir.

 

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