Juan Pablo Guanipa: Unión nacional y protesta general

Maracaibo, 12 de septiembre de 2018.- La crisis nos acompaña. El caos es una realidad. Venezuela va camino a un precipicio fomentado por sus gobernantes. La ciudadanía está exhausta. No ve soluciones. Sabe que caímos en las manos del mal, ese que existe y hoy gobierna a nuestra patria. La estrategia de los dictadores es esa: afianzarse en el poder generando en la gente desilusión, desesperación, sometiéndonos a todos al más mínimo nivel de subsistencia. La gran mayoría de los venezolanos estamos dedicados a superar esta crisis que está metida en nuestras casas. Tratamos de estirar el dinero que no alcanza, de buscar lo básico para nuestra alimentación, para no perder la decencia. Tratamos de mantener la frente en alto ante la humillación de no tener sueldo que alcance, ni electricidad, ni agua, ni transporte, ni gas, ni vialidad, ni semáforos, ni recolección de basura, ni un carajo. La economía está destruida. Parecemos un país en guerra aunque la explosión sea de plantas eléctricas. La producción pública y privada está en el suelo, la moneda –ni la fuerte ni la soberana– tienen valor alguno. Así que esa es, sin análisis exhaustivo, nuestra realidad.

Pero decir que esto no tiene solución es un error. Permitirnos caer en el terreno de la resignación es impensable. La solución pasa por lograr que esta pesadilla acabe. Y esta pesadilla acaba cuando logremos sacar a Nicolás Maduro de la presidencia que usurpa y acabar con este modelo que en veinte años ha demostrado que solo genera destrucción. Y ese es un esfuerzo que debemos asumir los venezolanos ¿Que necesitamos contar con la solidaridad internacional? Sin duda. Pero la responsabilidad primaria está en nosotros y tenemos la obligación de asumirlo. Aunque estemos dedicados a superar la crisis familiar, tenemos simultáneamente que activarnos en el logro de la solución planteada.

Por eso este es un momento crucial. Así lo ven los irresponsables que se juegan a Rosalinda con una serie de medidas políticas y no económicas que seguirán destruyendo al país y a cada una de las familias que lo componen. Ellos saben que se la juegan y eso quiere decir que nosotros debemos asumir ese reto como una verdadera oportunidad para que se produzca el cambio político. Y estamos hablando de los días que restan de 2018. Es imperativo que actuemos con sentido de urgencia.

¿Qué debemos hacer? Acumular fuerzas que permitan que podamos ejercer una fuerte presión social, política, institucional, internacional a través de la cual podamos lograr ese quiebre que produzca la salida de Maduro y de quienes lo acompañan en sus acciones destructivas en contra del país y la democracia. Ejercer presión se enmarca dentro del derecho constitucional a la protesta y los venezolanos, en todos los estados, en todos los municipios, en todas las parroquias, en todos los barrios, urbanizaciones, gremios, organizaciones sociales, etc., tenemos razones para rebelarnos. Todas las razones del mundo. Y esa rebelión debemos articularla en acciones que vayan de menos a más hasta lograr una huelga nacional y el quiebre definitivo del régimen.

Mientras damos la pelea de calle que busca generar conflictos pero no confrontación, debemos trabajar en la preparación de un programa de gobierno basado en la constitución nacional y enfocado en la necesaria transición que debe vivir nuestro país. Para este cometido debemos unirnos todos: partidos políticos, sociedad civil, poderes públicos legítimos, entre otros.

Venezuela se acerca a un cambio. Eso debe llenarnos de esperanza. Recibamos todo el apoyo que sea necesario, pero entendamos que es imprescindible que centenares de miles de venezolanos nos activemos a generar esas condiciones necesarias. Este no es momento de confrontaciones internas ni de revanchismo externo. Es momento de entender nuestra realidad y de asumir que Vamos a estar todos a la altura de esa circunstancia histórica ¡Vayamos con optimismo hacia la conquista de nuestra democracia y de nuestra libertad!

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