Caracas, 25 de agosto de 2017.- Desde hace casi veinte años venimos confrontando un gobierno que llegó al poder con la excusa de reivindicar a las clases más desposeídas, pero que una vez atornillados en una supuesta práctica revolucionaria, dieron la espalda a los pobres de nuestro país, y se enjuagaron la boca con sus necesidades. En un derroche extremo de populismo y de politiquería barata, manipularon a un pueblo ávido de cambio, prometiéndole lo que jamás estuvo en su proyecto social darles.

Sin embargo, no hay mal ni mentira que dure cien años ni cuerpo que lo resista, y fue así como nuestro pueblo despertó de esta falacia, producto de tantas promesas incumplidas y de tanto chantaje absurdo, que nos hizo más pobres y desasistidos desde todo punto de vista, mientras los jerarcas de la dizque revolución engordaron sus bolsillos de dinero mal ha habido producto de la corrupción y de negocios sucios, donde pusieron de aval de este proyecto suicida a los venezolanos.

La oposición venezolana ha batallado de manera titánica para develar esta farsa y mostrar al mundo la grave crisis política, económica y social. Hoy tenemos un nuevo reto democrático en nuestro haber, y son precisamente las elecciones a gobernadores que más que un deber constitucional impostergable, es una oportunidad para ocupar los espacios de poder regionales con gobiernos democráticos que impulsen el verdadero cambio en Venezuela.

Es importante entender que si queremos cambiar Venezuela, tenemos que confrontar a la dictadura en todos los espacios de lucha, y el voto es una herramienta de excepción que no podemos abandonar. No obstante, es una oportunidad para comunicar nuestra visión de país y cuál es el camino político por el que queremos transitar. Pues bien, tenemos el apoyo de la comunidad internacional que ha sido testigo de los desmanes cometidos por el gobierno en contra de un pueblo inocente, por tanto sería un grave error renunciar a la oportunidad de movilizarnos con fuerza en las calles de todo el país, y manifestarnos a través del sufragio

No podemos perder la oportunidad de decirle a Maduro y a su pandilla de todas las formas posibles que el 89% de la población condena su gobierno, y que se vaya por la vía constitucional y pacífica.

Nuestra lucha por recuperar al país tiene como norte, medios pacíficos y constitucionales, y esto incluye elecciones y protesta en la calle. Es importante recordar que ganamos las elecciones parlamentarias en 2015, presionamos a través de la solicitud del RR, y tenemos 130 días históricos de lucha en las calles. Además de todo esto, el 16J, hicimos una jornada de consulta popular sin precedentes en nuestro país. Nuestra lucha también es por el voto,  este es el arma de rechazo más poderosa contra la dictadura  de Maduro y precisamente en una dictadura, es un acto de rebeldía contra el fraude y la represión.

Somos mayoría, no hay fraude que puede parar la voluntad de todo un pueblo que pide cambio. No podemos repetir el error del 2005 cuando la abstención en las elecciones parlamentarias, le entrego al gobierno control absoluto de la Asamblea Nacional. Debemos evitar que la dictadura de Maduro se quede con todas las gobernaciones.

Si no participamos en las elecciones regionales le facilitamos a la dictadura el control del poder de las regiones a pesar de ser minoritario. La participación masiva con el apoyo de la comunidad internacional puede superar el fraude y derrotar, como en otras oportunidades, a Maduro y a su proyecto genocida. Participar en las regionales, no implica abandonar la protesta de calle. Al contrario, la presión popular debe continuar para exigir un proceso electoral justo. Se trata de una trinchera más de lucha para combatir y sacar a la dictadura

Desde Yaracuy seguimos trabajando hasta lograr el cambio político en Venezuela y sacar con votos a Nicolás Maduro del poder y a sus cómplices en las 23 gobernaciones del país. Así que no bajemos la cabeza, ni nos desmotivemos, cada vez estamos más cerca de vencer a esta dictadura y sólo la decisión de nuestro pueblo, hará más fácil el camino del cambio.