Alejandro Vivas: Sentencias de la desesperación


Caracas, 29 de mayo de 2016.- El clima de crisis en el país comienza a hacerse cada día más enrarecido, los venezolanos ya no sólo debemos lidiar con la escasez que nos obliga a perder horas en colas para conseguir los pocos alimentos que se encuentran en el mercado nacional, la inseguridad que azota a las familias venezolanas de todos los sectores, sin distingo de clase social o pensamiento ideológico. Además ahora debemos lidiar con los caprichos e inventos de una boliburguesía desesperada que ve como se acerca el desenlace que los sacará del poder por la vía pacífica, electoral y democrática.

Esta situación comienza a desesperar a los radicales, saben que por más obstáculos que traten de colocar, la vía electoral y constitucional se impondrá y permitirá que los venezolanos este mismo año puedan ir a las urnas electorales a decidir el futuro de nuestra nación, revocando el mandato del peor presidente de nuestra historia, pero también eligiendo a los gobernadores que se convertirán en instrumentos útiles para la reconstrucción del país de la mano de los venezolanos.

El chavismo y sobre todo los radicales y más corruptos de sus voceros saben que el tiempo del mal llamado socialismo del siglo XXI llegó a su fin. Saben que los venezolanos están dispuestos a darse un nuevo camino a través del proceso revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro, como consecuencia de su pésima gestión y de su indolencia ante los problemas que padecen los caraqueños y los venezolanos.

Luego de 17 años enquistados en el poder estos voceros y radicales no iban a quedarse de brazos cruzados esperando salir de Miraflores, por el contrario están usando las armas de las que disponen para amedrentar, sembrar miedo y tratar de cosechar el odio de clases que durante todo este período ellos intentaron sembrar en los ciudadanos.

Como los venezolanos no se comieron el cuento del odio de clases, como los venezolanos vivimos y sabemos tolerar las diferencias a pesar de los intentos infructuosos del socialismo de enfrentar a los hermanos, gracias a la paciencia y la cultura democrática que nos permitió vivir casi 40 años de paz democrática, hasta la fracasada intentona golpista del 4F que lideró el difunto Hugo Chávez, hoy el gobierno y sus voceros han comenzado en su desesperación a socavar la poca credibilidad de nuestras instituciones con sentencias y acciones que ya están fuera de la Constitución.

Con el aval de una Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, elegida entre gallos y medianoche, con magistrados sin credenciales para serlo, pero con un carnet partidista que los protege, por ahora, el gobierno de Nicolás Maduro da un gran paso hacia el autoritarismo, al “decretar” estados de emergencia y de excepción con el único objetivo de seguir raspando la olla y obstaculizar el proceso de referéndum revocatorio que permitirá su salida electoral este mismo año.

La estrategia desesperada es clara y sencilla, sin importar la institucionalidad del país, la Sala Constitucional avalará toda barbaridad “legal” que se inventen Maduro y sus voceros. La consigna de no elecciones este año, gana terreno y los boliburgueses siguen secando al país robando los recursos que le pertenecen a todos los venezolanos.

Este es un escenario propiciado por el madurismo que sólo juega a la desesperación del venezolano, que espera y añora que despierte una alternativa violenta que lo saque del poder para convertirse en la víctima del falso enemigo imperialista, y evitar de esa forma asumir la responsabilidad del fracaso de su modelo y de convertirse en el primer presidente revocado por el pueblo en la historia de Venezuela.

Hoy más que nunca los venezolanos, el pueblo, la clase media, los gremios y los políticos debemos asumir con seriedad y responsabilidad la realidad del país que nos están dejando y al que nos están empujando. Debemos poner freno a los impulsos de los radicales que siguen buscando una salida rápida, una vía rápida para poner fin al gobierno de Nicolás Maduro, eso en realidad es lo que añoran y desean Maduro y su boliburguesía.

Este es el momento en los que los dirigentes debemos ser responsables y los ciudadanos debemos mantenernos firmes en el camino que nos hemos trazado con esfuerzo y con dedicación. Mantenernos en la vía del referéndum revocatorio es y tiene que ser nuestro único objetivo. Hoy que estamos más cerca de la meta, los atajos comienzan a hacerse más bonitos, se muestran con menos obstáculos para llegar al objetivo. Y es hoy cuando tenemos y debemos mantener la mirada fija en nuestro objetivo.

Muchos de esos atajos son espejismos, algunos generados por el propio madurismo, provocados por la desesperación del gobierno, que juega a una explosión social al generar las condiciones para que día a día sigan cerrando más empresas por falta de insumos, culpando a los empresarios cuando saben que los verdaderos responsables de la escasez son Nicolás Maduro y el modelo fracasado del socialismo del siglo XXI.

Todos los caminos conducen a Roma, decían en la antigüedad, pero sólo uno conduce a Dios. Los venezolanos hoy vemos muchos caminos que nos dicen que Nicolás Maduro debe salir del poder, pero sólo la vía pacífica, democrática, electoral y constitucional que nos ofrece el referéndum revocatorio, a pesar de los obstáculos que nos pongan, es el camino idóneo para iniciar la construcción de la nueva Venezuela, a través de un Gobierno de Salvación nacional, que nazca del diálogo con todos los sectores del país, sin exclusión.

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