Caracas, 06 de mayo de 2016.- En las últimas semanas el gobierno de Nicolás Maduro se ha empeñado en afectar y tratar de derrumbar la esperanza de un pueblo que quiere construir un nuevo país en paz y en democracia.

Los decretos presidenciales de los últimos días, poniendo como excusa el ahorro energético pero que afectan directamente la calidad de vida de la familia venezolana que debe transformar su rutina diaria por el capricho de un gobierno fracasado en materia eléctrica, que quiere “ahorrar” dejando a los venezolanos en sus casas.

El tema de la electricidad lo hemos denunciado desde esta columna hasta el cansancio. Es un tema fundamental, el Gobierno sabe que gracias a su incapacidad e incompetencia en esta materia, las empresas que podrían tratar de ayudar a resolver la crisis que afecta al país aumentando la producción nacional ahora se encuentran atadas, y sin posibilidades de lograr el necesario impulso nacional.

Nicolás Maduro y el Ministro de Energía Eléctrica, Motta Domínguez han conducido al país por la senda del error, la improvisación y la desidia. Nos guían hacia un apagón nacional y por tanto a la paralización total de una nación que tiene todos los recursos para ser una potencia suramericana, pero que su Gobierno se han empeñado en convertirla en una república bananera.

Los apagones programados que se viven en el interior del país y las fallas en el servicio que se observan en la capital, son la consecuencia de una errada y dañina política de gobierno de malgastar los recursos del Estado en pésimos trabajos de mantenimiento e instalación de obras que jamás son culminadas en la realidad.

A pesar de los apagones a los que quiere acostumbrarnos Nicolás Maduro, el pueblo venezolano sigue dándole lecciones de democracia y de gran política, la semana pasada salió con orgullo, sin miedo y con optimismo a dar el primer paso en esta carrera de media maratón para sacar al mandatario nacional a través del revocatorio.

Mientras el gobierno anunciaba su estrategia para obstaculizar y poner zancadillas a un proceso democrático. Evitando la violencia y las acciones irracionales de los violentos que son organizados por una dirigencia que está de espaldas al pueblo, la Mesa de la Unidad Democrática entregó las firmas recolectadas sin ruido pero con la esperanza y la convicción de que el camino del cambio para el país comienza a abrirse.

El lunes los venezolanos amanecimos con un madrugón de esperanza, la activación de un proceso que por muchas trabas que desee poner el Consejo Nacional Electoral no podrá evitar que los venezolanos y los ciudadanos de a pie, pongamos el punto y final a un gobierno corrupto, irrespetuoso y que no ama a su patria.

Nos queda aún un arduo camino por recorrer, lleno de nuevos obstáculos que debemos sortear con alegría, con la convicción de que estamos haciendo las cosas bien, que estamos empoderando el derecho de los ciudadanos y que estamos construyendo un nuevo país en el que todos los venezolanos podamos coexistir sin miedo y sin discriminación.