Alejandro Vivas: Del viernes negro al miércoles rojo


Caracas, 21 de febrero de 2016.- A un día de conmemorarse el 33 aniversario del Viernes Negro (18/02/1983), el Presidente Nicolás Maduro realizó un acto en el que cercenaba nuevamente las esperanzas y la oportunidad de la economía venezolana de surgir de la mano de este gobierno. Nicolás Maduro protagonizó así su Miércoles Rojo (17/02/2016), fecha en la que no sólo devaluó la moneda, sino que incrementó en un 6000% el precio de la gasolina.

El mandatario en cadena nacional de Radio y Televisión malgastó largas horas de transmisión para tratar de explicarle a los ciudadanos, las razones por las que su gobierno meterá la mano en el bolsillo de los venezolanos más pobres, para que su administración continúe despilfarrando recursos del erario público, sin generar la confianza necesaria para reactivar el aparato productivo de la nación.

Definitivamente la desconexión que existe entre el Gobierno y la realidad del país nos tiene que llamar la atención a los venezolanos y nos obliga a actuar con la responsabilidad que el Gobierno ha carecido.

Maduro y sus camaradas hoy están raspando la olla, como se despilfarraron los dólares provenientes de la renta petrolera y su desgobierno no dejó una obra de envergadura que presentar, ahora quieren ponerle la mano al bolsillo del pueblo, sobre todo a los más necesitados que deberán pagar un aumento de la gasolina, que sufrirán las consecuencias del nuevo tipo de cambio y que además deberá pagar un injusto Impuesto sobre la Renta, incluso ganando un deficitario salario mínimo.

Estas medidas que castigan a los ciudadanos más necesitados, tratarán de disfrazarlas para mostrarse como los salvadores del país. Aunque buscarán negarlo, nos queda claro que todas estas medidas son radicalmente neoliberales-socialistas, y podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que sobrepasan los paquetes implementados por los gobiernos de la mal llamada cuarta república.

Una diferencia clave entre el Viernes Negro de Luis Herrera y el Miércoles Rojo de Nicolás Maduro, es que las acciones del primero tenían como objetivo superar la crisis de la salida de capitales y a pesar de todo, logró generar la confianza suficiente para mantener en alto el aparato productivo, nadie puede decir que hubo desabastecimiento o colas en la década de los 80.

En cambo, las medidas tomadas por Maduro y que seguramente ya veremos a los opinadores oficialistas calificarlas de “valientes y necesarias”, no generan confianza en el mercado nacional, su llamado, casi ruego, a los empresarios e inversionistas para que vengan a invertir en Venezuela, no es cónsono con el lenguaje de odio y de resentimiento que se fija sobre la única empresa del país que sigue produciendo alimentos para los venezolanos.

Luego de este Miércoles Rojo, no queda otra opción más que reafirmar nuestros principios y valores democráticos y accionar todos los mecanismos constitucionales y legales que nos permitan salir a la brevedad posible de un Gobierno incapaz y corrupto.

Ha llegado el momento de fijarnos un norte y un camino claro que nos conduzca a un proceso electoral en el que los venezolanos podamos decirle a este Gobierno, que se acabó el tiempo de los funcionarios incapaces y llegó el momento de un nuevo modelo. Será un golpe de timón que nos lleve a un futuro de paz, progreso y esperanza.

Venezuela lo merece. Pongamos manos a la obra.

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