Wilfredo Roos: ¿Qué es una devaluación?


Valencia, 09 de febrero de 2016.- Para nadie es un secreto que la economía venezolana atraviesa una fuerte recesión sin precedentes en su actividad productiva (-9,5% del PIB extraoficial al cierre de 2015), acompañada de una enorme inflación (247% anual extraoficial al cierre de 2015) y una constante escasez que se agrava día a día (62% de los 58 productos que conforman la canasta alimentaria). Esto en economía se conoce como estanflación, es decir, caída de la producción interna con incremento en el nivel de precios. Además se sabe que la estructura de nuestro sistema económico está orientada esencialmente a las exportaciones petroleras cuyos ingresos en dólares representan más del 95%. Esta monodependencia se ha visto profundizada por el actual modelo centralizador del Gobierno y sin cambios relevantes en el mediano plazo. Actualmente existe un desequilibrio fiscal exorbitante (20% del PIB extraoficialmente) donde los gastos superan con creces a los ingresos, cuya causa radica en el enorme Gasto Público financiado con dinero inorgánico por parte del BCV. También existe desequilibrio en la Balanza de Pagos cuyo resultado es negativo en la Balanza Comercial (se importa más de lo que se exporta). Estas distorsiones deben ser corregidas DE INMEDIATO por el bien y el sano crecimiento de la economía.

En estos últimos días voceros oficiales han hablado sobre una supuesta modificación del tipo de cambio (devaluación) y un incremento del precio de la gasolina (de 95 octanos); todo esto para aumentar los niveles de ingresos del Gobierno. Ante esta realidad y ante el futuro próximo es importante conocer ¿qué es una devaluación? ¿Cuáles son sus efectos positivos y negativos? ¿Se justifica tal decisión? Comencemos: “Una devaluación es la decisión por parte de las autoridades de un país (como medida de política económica) de fijar el precio al cual la moneda local (bolívar) comprará cada unidad de moneda extranjera que predomine en las relaciones comerciales con el resto del mundo (dólar)”, según Gregory Mankiw en Principios de Macroeconomía. Lo ideal es que no ocurriera una devaluación, ya que cuando se da es para corregir un desequilibrio severo en la economía.

En el caso de Venezuela sus efectos son totalmente NEFASTOS para la calidad de vida de los venezolanos en el corto plazo, ya que potenciaría la enorme inflación actual a niveles catastróficos erosionando los ahorros en bolívares y esfumando el poder de compra. Es por ello que generalmente las devaluaciones conllevan un alto costo social y político, dejándola siempre de última opción para corregir los desequilibrios macroeconómicos. Sin embargo, ante la escasez de divisas en el mediano plazo por la caída de los precios del petróleo, el IRRESPONSABLE GASTO y MANEJO de las Reservas Internacionales y la poca oportunidad de Financiamiento Externo el Gobierno está OBLIGADO a devaluar la moneda una vez más con todas las consecuencias antes señaladas. Ahora bien, sin el debido DIÁLOGO SINCERO entre el Gobierno, el Sector Privado y la Fuerza Laboral difícilmente una devaluación pueda dar sus frutos en el largo plazo. El país necesita un sano y transparente manejo de las cuentas fiscales. Son INDISPENSABLES un reordenamiento del Gasto Público y una revisión de la estructura impositiva más flexible hacia la Producción Nacional, ya que los niveles de oferta de bienes y servicios están en sus niveles más críticos. Las importaciones deben hacerse de manera más efectiva destinadas principalmente a la adquisición de materias primas e insumos para las empresas del Sector Privado. Recordemos que estas últimas cuentan con la estructura y el conocimiento necesario para la producción y el emprendimiento de nuevos negocios, son generadoras de mano de obra digna y de calidad y son pagaderas de impuestos de todos los tributos, cuya recaudación pudiera destinarse eficientemente a la creación de obras y servicios en beneficio de la calidad de la población. Ya nos consumimos el mes de enero y el Gobierno nada de tomar medidas concretas en materia económica. La escasez y la inflación cobran cada vez más fuerza. Se observa con bastante preocupación el malestar de la gente en los comercios intentando conseguir y comprar los productos básicos. El tiempo SE AGOTA… ¡REACCIONEN!

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