Wilfredo Roos: ¿Por qué dolarizar no es la solución?

Valencia, 09 de junio de 2015.- Muchos son los comentarios, opiniones y debates por parte de expertos en materia cambiaria, sociólogos, internacionalistas y algunos políticos que la salida a la crisis económica que atraviesa nuestro país es dolarizar nuestra moneda, es decir, cambiar el bolívar (Bs.) como moneda de curso legal por el dólar americano (USD). Este giro de 180 grados en la política cambiaria no es el más conveniente para nuestro sistema económico particular. Si bien es cierto que países de la región como Ecuador, El Salvador y Panamá han optado por dolarizar sus sistemas monetarios con resultados positivos, el caso Venezuela es totalmente distinto. El dinamismo de la economía venezolana depende casi en su totalidad de la actividad petrolera, es decir, gran parte del Producto Interno Bruto (PIB) es explicado por los ingresos que se obtienen de la exploración, refinación y exportación de petróleo. El elemento crucial en este particular es la dependencia tan marcada que tiene el país a dichos ingresos y la volatilidad de éstos. En un contexto de dolarización de la economía, la rigidez que este mecanismo impone para enfrentar esa volatilidad es contraproducente.

Sin embargo, uno de los argumentos en contra con mayor fuerza al dolarizar nuestra economía sería perder la autonomía sobre el control del bolívar, es decir, el Banco Central de Venezuela (BCV) perdería la posibilidad de emplear la política monetaria para planificar la economía. Un país que dolariza entrega una parte importante del manejo y establecimiento de la política monetaria. De ahí en adelante, la política monetaria y cambiaria la dictaría la Reserva Federal de los Estados Unidos. No se tendría la posibilidad de acudir a una devaluación para mantener la competitividad de los productos, por lo que el país perdería permanentemente la capacidad de reaccionar frente a shocks externos; es decir, el país se quedaría sin amortiguadores frente a crisis que pudieran ocurrir a nivel internacional. Por otra parte, Venezuela presenta desde los últimos 12 años una indisciplina fiscal constante, gracias a la enorme política de gasto originada durante la administración del gobierno del presidente Chávez, pero con mucha mayor fuerza en el actual gobierno del presidente Nicolás Maduro. Las políticas sociales de corte populista en los últimos dos gobiernos conforman en buena medida la explicación del ACTUAL y ENORME déficit fiscal (20% del PIB aproximadamente).

Mantengo mi posición como economista crítico en que la solución a la actual crisis por la que atraviesa el país es REACTIVAR el aparato productivo nacional en todos los niveles, primario, secundario y terciario. Darle preferencia a la producción nacional frente a la producción extranjera. Establecer mecanismos coherentes y graduales en la política cambiaria, que busquen eliminar los actuales controles hacia un esquema de libre flotación de nuestra moneda frente al dólar, para de esta manera garantizar la competitividad que requieren nuestros productos  hechos en Venezuela . Garantizar SEGURIDAD JURÍDICA y RESPETAR los derechos de propiedad privada de las inversiones nacionales y extranjeras que pudieran surgir como consecuencia de las claras oportunidades con que cuenta el país en términos de recursos naturales y materiales. Venezuela atraviesa por uno de los peores momentos económicos de su historia como nunca antes, tanto en ámbito nominal (inflación de tres dígitos) como en ámbito real (enorme escasez de bienes y servicios); sin embargo, la solución no está en cambiar el valor de nuestra moneda en términos de otra, sino en crear las condiciones para que nuestra economía renazca y se diversifique en el mediano y largo plazo. Fortalecer nuestra moneda con mayor producción nacional y con una responsable disciplina fiscal deben ser siempre las premisas que sustenten toda política de conducción económica. El Gobierno siempre ha tenido en sus manos el mayor control de la economía y con ello la oportunidad de tener una mejor calidad de vida para todos los venezolanos; sin embargo, hemos visto que tal oportunidad no ha sido la prioridad, sino por el contrario, el beneficio ha sido para unos pocos que están en el Gobierno.

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