Andrés Villavicencio: El Populismo y sus consecuencias


Coro, 02 de febrero de 2015.- Populismo es dar respuestas sencillas a preguntas complejas. Es decir el "qué", pero nunca el "cómo". Populismo es no pensar a futuro, populismo es cortoplacismo. Populismo es decir lo que la gente quiere oír, y no lo que necesita escuchar. Populismo es improvisación, nunca planificación. Populismo es pedir austeridad al pueblo, mientras el estado derrocha. Los venezolanos llevamos varios años siendo víctimas de esta enfermedad.

El populismo tiene un objetivo social bastante claro: la gente más pobre y más necesitada de soluciones urgentes. Y siendo Venezuela un país donde más del 60% de su población vive en condición de pobreza y más del 70% vive en zonas económicamente deprimidas y socialmente segregadas; el populismo tiene una posibilidad bastante alta de calar. De calar en el ideario colectivo de esos venezolanos y hacerles pensar que pueden resolver sus problemas, pero en la práctica jamás solucionarlos de fondo. Porque además el populismo, necesita a los pobres eternamente pobres y permanentemente ilusionados.

Populismo es engañar por antonomasia, prometer el cielo a la hora de ilusionar, pero a la hora de rendir cuentas incumplidas no admitir errores y culpar a otros del fracaso propio con un discurso vacío y lleno excusas.

Los venezolanos hemos escuchado varias frases populistas, entre las peores se encuentran estas: "Pónganme el barril a cero dólares, y el pueblo no sufrirá las consecuencias" y "Seamos libres, lo demás no importa".

La primera es una distorsión de la realidad, y lo peor es que quien miente sabe que lo está haciendo y lo hace con la peor intención: generar sensación de estabilidad en un panorama incierto. Claramente es imposible que un país monoproductor no se vea afectado si el único rubro que le genera divisas llega a cero. Y de hecho, hoy que está en 40, bastante lejos del cero ya comenzamos a sentir las consecuencias.

La segunda es una manipulación, ¿a qué se refieren con "lo demás"? Muy sencillo seguridad, calidad de vida, abastecimiento alimentario, expectativas de superación, sistemas de salud y educación eficientes, y servicios básicos que funcionen. Si tu libertad carece de seguridad, de poder adquisitivo, de calidad de vida, de alimentos, y de servicios que funcionen... entonces tu libertad es una farsa y también careces de ella.

El populismo es hijo de la antipolítica y por eso se vale de la demagogia y la propaganda dirigida a fanatizar a sus adeptos, para que mientras más empeore la situación más crean ellos mentiras y excusas como que la culpa es ajena y la única solución es seguir apoyando al populismo. Por eso es un arma de doble filo, y siempre termina haciendo más daño a quién lo apoya que a quién lo adversa. La crisis en la que vive la Venezuela de hoy, consecuencia de los últimos 16 años de gobierno populista, es la prueba de que este cuento siempre termina mal.

Hay una cosa a la que el populismo es alérgico: una sociedad organizada y consciente, entendida que sólo sacando al populismo del poder podrá materializar su deseo de que las cosas funcionen. En el 2015, los venezolanos podemos comenzar sacando al populismo de la Asamblea Nacional.

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