Daniel Fermín: Claro y Raspao


Caracas, 23 de octubre de 2014.- Un mes más.  Ese es el respiro que recibió Tal Cual en medio de una cuenta regresiva que mantenía a la Venezuela democrática en estado de angustia y tristeza.  El mes y la cuenta se refieren a la disponibilidad de papel para imprimir el periódico, que no posee rotativa propia, luego de que el grupo Últimas Noticias decidiera suspender el acuerdo de impresión y distribución que mantenía con el diario.Tal Cual es la víctima más reciente del hostigamiento oficial a los medios de comunicación.  La prensa libre ha sido un blanco permanente de un régimen alérgico a toda crítica que cuestione el libreto cuidadosamente elaborado desde la mayor de las Antillas.

Se trata de una ofensiva brutal, que va más allá de la censura tradicional para adentrarse por caminos más sofisticados que pasan por, pero no se limitan a, la compra turbia de medios de comunicación (Globovisión, El Universal y, cómo no, el grupo Últimas Noticias) que incide directamente en violentos cambios de sus líneas editoriales para domesticarlas al discurso oficial, la autocensura inducida, la utilización de los tribunales para amenazar y perseguir a medios y periodistas, el acoso laboral a los trabajadores (¿Presidente obrero?) y, por supuesto, el chantaje del papel, más precisamente de la importación de papel en un país en el que, también, el papel se importa en medio de un modelo económico en el que no se produce nada.

La pretensión del gobierno es clara: lograr la hegemonía comunicacional.  No es un plan oculto ni secreto, sino una misión expresa que han plasmado en documentos oficiales, entre ellos el infame “Plan de la Patria” que han convertido en nuevo testamento chavista.

Nada de esto es nuevo.  Hay que recordar que Tal Cual y su “Hola Hugo” aparecen apenas tres meses después de que su editor y fundador fuese obligado a abandonar el vespertino El Mundo por presiones del gobierno.

A partir de esa famosa primera página, los editoriales de Tal Cual se convirtieron en referencia obligada de muchísimos venezolanos que los devoraban y asimilaban de tal manera que alguna vez, de modo crítico, me referí a ellos como “el evangelio según Petkoff”.  Y es que la influencia de Tal Cual como referencia del periodismo libre e independiente es innegable, tan así que el gobierno ha decidido atacarlo por todos los medios posibles.

Es inútil.  La pretensión hegemónica, la persecución a los medios, el acoso, el chantaje, el asedio.  De la historia aprendemos que la comunicación es una necesidad humana y que la censura es partera de nuevos medios de comunicación.  Así ha sido en el pasado, con radio bemba, así fue durante terribles guerras en las que se anotaban convocatorias y noticias dentro de las bolsas de papel de panaderías y negocios.  Así es hoy, en medio de la explosión de las redes sociales que el gobierno se muestra muy dispuesto a controlar y perseguir, pero igualmente inepto para hacerlo en un panorama que les resulta muy incómodo.  Allí Tal Cual también ha estado a la vanguardia, con una plataforma web y redes sociales que enriquecen y van más allá de lo que está impreso en papel.  En un mundo cambiante y frente a una realidad llena de obstáculos, el periodismo libre ha sabido cambiar con él y sortear todas las barreras, decidido a ganar la lucha contra el autoritarismo.

Tal Cual ha sido siempre un espacio de libertad.  Quien escribe publicó por vez primera en un impreso hace más de diez años en la sección de invitados que ofrece Tal Cual y más recientemente encontró en este periódico las puertas abiertas tras ser censurado en otro diario, al que el gobierno le echó guante.

Las páginas, web y redes de Tal Cual están llenos de análisis, de opinión, de artes.  Eso se valora en momentos en los que la militarada pareciera declarar una guerra al pensamiento.  Tal Cual seguirá, como seguirán los medios realmente comprometidos con la democracia y la libertad.  Mes a mes, no lo sabemos, pero firme en seguir elevando la voz, como siempre lo ha hecho, claro y raspao.

Nuestro abrazo solidario y apoyo a Tal Cual, a su editor, periodistas y trabajadores.  Fuerza.

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