Caracas, 09 de julio de 2014.- Después de la muerte de Hugo Chávez recuerdo que en este mismo espacio escribía que el reto del chavismo sin Chávez era exitoso en el corto plazo pero sin duda sería una prueba muy difícil para sostenerse en el largo plazo, el tiempo ha confirmado esa tesis de lo prácticamente imposible de la supervivencia del chavismo como movimiento político sin la figura de su líder fundamental en torno a quien giraba absolutamente todo.

Dentro del Gobierno sin duda alguna había un liderazgo que cohesionaba por encima de cualquier circunstancia, que en los momentos difíciles se imponía, y que además tenia internamente la legitimidad suficiente para no ser cuestionado a lo interno. La designación de Nicolás Maduro sin duda fue algo que tenía vida corta, que su aceptación era una cuestión de mera supervivencia, ahora cuando aprieta la crisis y el descontento popular, empiezan a surgir fisuras, peleas y traiciones dentro del PSUV, esto sin duda pone en cuestión de meses la activación de una transición de gobierno que pasará por definición de nuevos roles, de nuevos espacios políticos y de una nueva alianza política y social que garantice la paz dentro del país.

No hay peor ciego que el que no quiera ver, el país atraviesa la peor crisis política en las ultimas décadas, esto amerita una salida constitucional pero también de entendimiento, no podemos permitir que en este momento de crisis se deje colar un golpe militar, ya que esto sería condenarnos y retroceder a situaciones antes superadas como sociedad. Es hora de cambiar, es hora de prepararnos para lo que está por venir, la nueva Venezuela, la del progreso y el futuro.