Caracas, 12 de junio de 2014.- La mantuvieron tres años engavetada, y ahora pudiera ser aprobada vía Habilitante por órdenes de Nicolás Maduro. Desempolvaron su nombre, y la llevarán a discusión pública, como el instrumento legal que garantizará empleo productivo a los jóvenes venezolanos. Hablo de  la “Ley del Primer Empleo”, la misma que consignaron ante la Asamblea Nacional nuestros jóvenes de Primero Justicia, en marzo del año 2011, con el respaldo de 25 mil firmas; y que ahora el heredero de Chávez convierte en bandera política de su gestión, para salirle al paso a una crisis de popularidad que le está robando el sueño.

Pero el problema va más allá de quien propuso el proyecto, y quien se lo copió. El verdadero reto está en cómo crear oportunidades reales de inserción laboral, y cómo generar las condiciones económicas para garantizar ese primer empleo que todo joven anhela; y es que en la Venezuela de Nicolás Maduro, el aparato productivo está prácticamente desaparecido, por obra y gracia de las expropiaciones, la estatización y del Socialismo del siglo 21.

Con este panorama no es difícil adivinar que en el país, el desempleo juvenil alcanza cifras alarmantes. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), y el propio Presidente, 16 % de nuestros jóvenes enfrenta problemas crónicos para iniciar su vida laboral. Y aunque no hay recetas únicas para ganarle la batalla al desempleo, bien valdría la pena que Maduro le echara una buena ojeada al proyecto de “Ley del Primer Empleo”, propuesto por Primero Justicia, que entre otras cosas, plantea:

• Fomentar el ingreso a las personas en las edades comprendidas entre 18 y 30 años en el campo laboral formal, con todos los beneficios de Ley.
• Que las empresas gocen de una rebaja, a los efectos del impuesto sobre la renta, hasta de un máximo del 15 %, de acuerdo al incremento de nómina realizado mediante la contratación de trabajadores sin experiencia y madres jóvenes.
• Que se promueva una coordinación verdadera y efectiva entre los sectores público y privado para generar mayores oportunidades de trabajo.

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Sin duda alguna urge aprobar un instrumento legal que permita a la fuerza joven del país entrar en el mundo laboral, pero no bajo los conceptos del socialismo que predica Maduro; esos que parecieran discriminar entre quienes comulgan con el régimen, y quienes no. Mucho menos con una economía moribunda como la que tenemos hoy día en Venezuela.  

Así que estamos frente a un desafío que demanda muchísima voluntad política, pero sobre todo, verdaderas ganas de innovar para hacer frente a esta situación. Y es que en un país productivo, con inversión extranjera y crecimiento real de su economía, la realidad laboral sería otra.

Que se abra el debate. Aprobemos una Ley de Primer Empleo que beneficie a rojos y azules; pobres y ricos; y superemos juntos la crisis económica y social que afrontamos como país; pero sobre todo como sociedad.