José Luis Vallenilla: Hospitales y policía, fracasos de la Venezuela socialista


Maracay, 06 de junio de 2014.- El socialismo es un fracaso. Esto se ha comprobado muchas veces y en muchos lugares. Venezuela es quizás el último ejemplo de lo pernicioso que es ese sistema.

Los socialistas que gobiernan a Venezuela pretendiendo salvar al pueblo de las garras del capitalismo y de la economía de mercado han arrojado al pueblo en las garras de un Estado totalmente ineficiente.

En Venezuela el Estado asume la gestión de una extensa red de centros de salud y la exclusividad del servicio de policía. Ambas actividades tienen que ver directamente con la preservación de la vida humana. Ambas funcionan deplorablemente.

Pues, resulta que el desempeño de tales servicios no podría ser peor. ¡Qué singulares son estos socialistas! Ellos se atribuyen todas las virtudes humanas a la hora de gobernar, se dicen poseedores de una especial sensibilidad social, pero, a la vez, son los que a la hora de administrar los servicios básicos para la vida en sociedad lo hacen de la peor manera que quepa imaginar.

En el capitalismo, la economía libre trae supuestamente todos los males para el mundo, llena de injusticia a la sociedad haciendo la vida miserable para las personas.

Pero resulta que el gran abanderado en este momento del socialismo, Venezuela, es un fiasco, causándoles gran pesar a muchos venezolanos. Las ideas socialistas han significado un empobrecimiento de la población, un país cada vez más dependiente del petróleo y de un creciente endeudamiento internacional.

La gente que piensa que el socialismo pueda ser una alternativa mejor, se equivoca. Basta pensar en el hecho de que dos servicios que tienen que ver directamente con la preservación de la vida funcionan lamentablemente muy mal.  Como es el caso de los servicios de salud y el servicio de policía. Los hospitales en Venezuela carecen de insumos y los daños a la infraestructura pasan años sin ser reparados y en cuanto a la policía este país es uno de los que mayores homicidios tienen en el mundo, entre 40 y 60 muertes diarias por cada 100.000 habitantes.

Los pueblos que viven en un país de economía libre son los que gozan de más seguridad, entre 3 y 6 muertes por cada 100.000 habitantes y, en cuanto a la salud, son los pueblos donde es más larga la expectativa de vida al nacer.

Debería resultar obvio que para vivir mejor se debe procurar mayor democracia política y mayor libertad económica. Una cosa son los discursos que ofrecen maravillas y otra cosa son los infiernos que crean los politiqueros mediocres que acumulan excesivo poder en desmedro de la libertad de los ciudadanos. El llamado debe ser siempre a luchar por más libertad individual.

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