Jorge Barroso: Del magnicidio de Maduro y el homicidio de Simonovis


Caracas,04 de junio de 2014.- Con poco más de un año en Miraflores, Nicolás Maduro ha superado con creces la paranoia presidencial de Hugo Chávez. No en vano ya ha denunciado 11 intentos de supuesto magnicidio. Se dice fácil, pero si a las cuentas nos remitimos estamos hablando de un conato de crimen presidencial al mes. ¿Paranoia? o ¿cortina de humo para intentar silenciar los verdaderos problemas del país?

Lo cierto es que mientras el gobierno muestra “correos magnicidas”, e insiste en victimizarse con planes de Golpe de Estado imaginarios, el ex comisario Iván Simonovis muere de mengua en la Cárcel de Ramo Verde, esperando un gesto de buena voluntad del régimen, por no decir el cumplimento de la Constitución y Código Orgánico Procesal Penal, que le permita recibir los cuidados médicos necesarios para tratar las enfermedades que lo aquejan.

Hace apenas unos días la esperanza de Simonovis y sus familiares, de recibir una medida humanitaria o arresto domiciliario, se desvanecieron por cuarta vez en 10 años. Los informes médicos presentados por sus abogados defensores, fueron desestimados por el Juzgado de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal del estado Aragua. Decisión reprochable. Una especie de homicidio planificado, en manos del propio Estado venezolano.

Según la Constitución venezolana, “Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano”; pero del escrito al hecho, hay mucho trecho; y en el caso de Simonovis pareciera que el capricho de una deuda impagable pudiera más que el derecho a la vida misma.

El Código Orgánico Procesal Penal, en su artículo 491, también es explícito: “Procede la libertad condicional en caso de que el penado o penada padezca una enfermedad grave o en fase terminal, previo diagnóstico de un o una especialista, debidamente certificado por el médico forense o médica forense. Si el penado o penada recupera la salud, u obtiene una mejoría que lo permita, continuará el cumplimiento de la condena”. Y aunque Simonovis sufre 19 patologías que requieren atención dedicada, entre ellas una osteoporosis que le está desmoronando los huesos, el Estado insiste en negarle una medida humanitaria.

Vemos con horror, y sin impresión, como un gobierno que nació del perdón da la espalda a la solicitud de amnistía para los presos políticos. Como inventan un nuevo episodio de magnicidio, para tapar sus incompetencias, y peor aún, como condenan de facto a Iván Simonovis, a una pena de muerte en cámara lenta.

Creemos que hay sobradas razones para otorgar una medida humanitaria al ex comisario; y suficientes motivos para desestimar la denuncia número 73 de magnicidio que realizan funcionarios del chavismo, en 15 años de gobierno. Lo insólito, además de mostrar abiertamente sus técnicas de investigación policial a través del espionaje electrónico, es que pretendan implicar a dirigentes de la oposición venezolana en su nuevo capítulo de magnicidio, con unos correos que, a todas luces están forjados. Un episodio más del interminable cuento del lobo feroz.

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