Armando Briquet: No hay dedo que oculte el sol


Caracas, 01 de junio de 2014.- En la era de las comunicaciones y de la inmediatez, en momentos en los que otrora llamado el mago de la cara de vidrio se ha multiplicado en todos los formatos posibles, nosotros llegamos a ser gobernados por unos obsesionados de la imagen y de la propaganda. Basta ver el ejemplo de la multimillonaria campaña "Maduro es pueblo" en vallas, radio y televisión para entender cuáles son las prioridades del Gobierno. En qué se gastan los barriles de petróleo que producimos.

Esta situación de despilfarro en campañas de imagen y de obsesivo control de medios de comunicación ni siquiera puede llamarse narcisismo. Estamos frente al intento de construir un mundo paralelo, fantasioso, que solo existe en la pantalla y que responde a la necesidad de un gobierno de convertir sus palabras en una verdad absoluta para todos.

Al fin y al cabo, es más fácil pagar para construir historias que ponerse a transformar la vida de la gente de verdad. Lo más grave, es que esa elite que gobierna el país vive en el mundo construido por sus propias mentiras y, por ende, no mueve ni un ápice para cambiar la situación que vivimos. Su aislamiento es tal que cualquier expresión del descontento es asumido como traición.

RCTV

Y luego de cumplirse siete años del cierre de Radio Caracas Televisión vemos que el mismo fue solo el inicio de tomar control de la información por parte del Gobierno. Cambiaron la metodología pero la intención es la misma: mostrar una sola cara de la moneda. Aniquilar lo que incomoda. Silenciar la voz del pueblo.

Ahora utilizan millonarias cantidades para adquirir medios de comunicación. ¿Es eso sensato? Solo explicable en el fin que persiguen. Ya no es el cierre de la pantalla sino la compra de la línea editorial. Asfixiar el libre trabajo de la prensa.

No ha sido fácil lo que ha tocado vivir en las salas editoriales de este país, ni fácil será lo que está por venir. Ni el deporte se salió ileso, nos quedamos sin el Pulgarín, mientras el autoritarismo impone su voluntad pero no sin desnudar su verdadero rostro.

¿Silenciados?

El hartazgo colectivo nos dice que será muy difícil que tanto descontento pueda ser silenciado. Las protestas que a diario ocurren en el país son muchas más que las que conocemos por los distintos medios que solemos consultar. El convencimiento de que este modelo está agotado y en extinción es lo que seguirá motorizando la construcción del cambio que queremos todos. Por muchas cadenas de televisión y radio que se hagan, ya nadie quiere escuchar mentiras.

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