Armando Briquet: Responsabilidades


Caracas, 27 de abril de 2014.- Reconocer que se están cometiendo errores, buscar saber por qué, qué se debe dejar de hacer, y sobre todo, diagnósticos, buscar soluciones distintas y mejores a las que ya se han aplicado. La solución a los problemas debe pasar por esto. Y es precisamente la razón por la que nuestro país sigue sumido, y cada vez más, en una profunda crisis social y económica desde ya hace varios años: el gobierno equivoca todos los diagnósticos y no acierta ninguna solución.

El gobierno nacional, tratando de construir su propia narrativa heroica de batallas y golpes derrotados, pretende comparar lo que vivimos hoy en día a los tiempos del año 2002-2003, limitando y reduciendo todo lo que vivimos a una crisis política, amén de que le endosa a esta responsabilidades de su gestión, y es allí donde comete uno de tantos errores. Lo cierto es que este momento que vivimos se parece más a la crisis vivida en los '90, donde estábamos en el medio de una difícil situación económica y social.

Lo cierto es que hoy la realidad se impone con la misma terquedad con que el gobierno nacional se empeña en ocultarla o disfrazarla. Hagamos memoria, esa que a veces tantas veces hace falta aquí, y pensemos en las cifras de inflación, en las protestas por el pasaje o el transporte público que se leían en la prensa y se vivían en la calle. Hoy la inflación sigue siendo la más alta del continente a la vez que el salario mínimo es el más bajo de la región, la escasez es más que evidente en todos los estados del país, y la corrupción que también sigue siendo un factor común a lo largo de todos estos años.

Pero hay algo que puede variar si nos ponemos a pensar en ambas épocas: quizás antes sabíamos que no nos iba bien, pero había un plan que nos mostraba que iríamos mejor. Hoy en día estamos mal, es más que evidente, pero vamos para peor a juzgar por todas las cifras e indicadores que se publican y por la irresponsabilidad de un gobierno que evade la realidad. Un gobierno que alcanzó el poder con la bandera de resolver los problemas del pasado, no ha hecho más nada que profundizarlos y otros los ha ignorado.

Deberíamos todos lograr un acuerdo y acercarnos a tener una definición de éxito. A un país exitoso no se le van los días en peleas y castigos a los que piensan distinto, no ve pasar el desarrollo de los países vecinos mientras se queda estancado, un país exitoso no debería importar absolutamente todo lo que consume, no debe ver como algo extraordinario el encuentro con la oposición. Un país exitoso sufre crisis, pero sus ciudadanos confían en que se pueden superar, y las superan entre todos.

Este no es un modelo exitoso. Hagamos, entre todos, uno que nos lleve al éxito ¡Es nuestra responsabilidad!

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