Elías Sayegh: Unidad de fondo


Caracas, 16 de abril de 2014.- Muchas personas piensan que la oposición venezolana está totalmente dividida. La realidad es que hay que distinguir entre los temas de forma y los temas de fondo. En cuanto al fondo estoy convencido que no hay fisura alguna. Todos los actores políticos que adversan al Gobierno están de acuerdo en que éste es un régimen que se ha separado del sistema democrático, en que se quiere una solución a la crisis política, económica y social que está atravesando el país, y en que queremos una Venezuela de progreso en democracia, en donde haya libertad e igualdad de oportunidades para todos por igual, y para eso tenemos que acceder al poder político nacional. Nadie en la oposición ha renunciado a esa lucha. Acusaciones de colaboracionismo y actores "vendidos" solo buscan dividir a la oposición y realzar liderazgos personales en una lucha interna por el liderazgo en la oposición.

La diferencia en el seno de la oposición está en la forma, ¿cuál es la mejor manera de enfrentar al régimen? Ese es el debate. Un debate que en mi opinión debió darse fuertemente pero internamente. No es responsable salir a la calle con "soluciones" o "salidas" no consensuadas, sin una ruta clara y definida que creara falsas expectativas en la población. Estamos en un momento en donde la unidad vale más que nada, no puede haber acciones unilaterales en el marco de la oposición democrática.

Hay que hacer distinción entre hacer oposición de forma democrática y hacer oposición de forma no democrática. La historia tiene muchos ejemplos en esta materia. En Chile, por ejemplo hubo una oposición democrática al régimen de Pinochet que logró obtener el poder político. En Colombia, ha habido una oposición no democrática, personificada principalmente por la guerrilla. En Venezuela tenemos ejemplos de ambas; durante la década del 60 y del 70 gran parte de la izquierda tomó las armas y se fue a las montañas a combatir el sistema democrático con el que no estaban de acuerdo. No obstante, durante las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez hubo una oposición democrática que de forma clandestina socavó a estos regímenes y lograron conquistar el poder. El mismo expresidente Chávez fue ejemplo de estas 2 versiones, primero, cuando intentó hacer oposición y tomar el poder de forma no democrática, cosa que no le dio resultado; y luego, cuando entra en el cauce democrático y logra una mayoría con la cual gana en el año 98.

La realidad es que a largo plazo, las oposiciones democráticas casi siempre logran mejores resultados. En el mundo globalizado del siglo XXI es difícil que una oposición no democrática tome el poder y dure mucho tiempo. El asunto está en que a veces pareciera que las salidas no democráticas tardan menos, cosa en la que yo no estaría tan seguro. Los golpes de Estado vengan de donde vengan siempre generan traumas en los sistemas de gobierno y en la población. Traumas a veces irreconciliables como fue el caso del golpe que le propinó Pinochet a Allende, hecho que todavía divide a los chilenos.

¿Cuál es la salida entonces que debe buscar una oposición civil y democrática? Diálogo, más protestas pacíficas, más la conformación de una verdadera mayoría. Este tercer elemento es el más importante de todos porque la realidad es que no hay en Venezuela una amplia mayoría que esté totalmente decidida a salir del régimen. Una cosa es descontento y otra es votar contra quien para muchos les ha dado la mano. Eso es lo que uno aprende cuando recorre los sectores populares.

Por eso no hablo de una mayoría de corto margen que se puede voltear, ni una mayoría que después que ganó, como no le reconocieron el triunfo, no salió a votar meses después, lo que se convirtió en una gran derrota. Se trata de conformar una mayoría abrumadora, absolutamente decidida, convencida y restada con su liderazgo. Esto exige mucho trabajo y sacrificio. Requiere un verdadero trabajo político, no shows de televisión, sino un trabajo que reivindique la acción política. Un trabajo de contacto directo, de tocar a la gente, de convencer uno a uno, de mirar a los ojos a las personas, de sembrar confianza. Esto se puede lograr. No es el momento de héroes de historietas, es el momento de los héroes silenciosos, de los héroes de a pie, de los héroes de todos los días. Esa es la salida para una oposición que se sabe civil y que se asume democrática. No queda otra.

blog comments powered by Disqus