Armando Briquet: Los desafíos de un sistema


Caracas, 30 de marzo de 2014.- "Sólo se puede funcionar como país cuando se identifican los intereses bajo los que, aun siendo contrapuestos, subyacen otros comunes, y por tanto, subyacen otros comunes, y, por tanto, capaces de cohesionar a la ciudadanía; es decir, las ideas que, aun siendo plurales, tienen una dimensión capaz de ser compartidas". Felipe González.

Hace una semana España perdió a uno de los hombres más importantes de la última mitad del siglo XX para esa nación. Esta coincidencia poco grata resulta una oportunidad para repasar y reflexionar en torno a los duros procesos históricos y los retos a los que el sistema democrático se somete permanentemente.

Para nadie es un secreto los duros momentos que atraviesa la democracia en Venezuela, el limbo en el que nos han sumido y en el que no queremos, ni debemos mantenernos más.

En Venezuela llegó el momento de conversar sobre los cambios profundos que se necesitan para cambiar la situación que vivimos. Las cosas urgentes nos han arrollado y como sociedad hemos perdido toda capacidad de encuentro. La práctica de la política ha sido banalizada desde el poder y las demandas del otro son tomadas como juego. Esa situación debe paralizarse.

Contrario a lo que algunos creen, la reciente visita de los cancilleres de Unasur permitió revelar a países hermanos la otra cara de la moneda de lo que ocurre en Venezuela: la línea sagrada de los derechos humanos pese a que estos delitos no prescriben, bajo ningún concepto, ha sido violada. Y tal crisis debe ser atendida y los actos de violencia contra manifestantes debe parar. Esa vitrina ha sido expuesta y no debe dejar de ser mostrada y señalada, la justicia debe actuar en esos casos.

Otro de los desafíos que ahora se plantea en nuestros ojos es la necesaria renovación de los poderes públicos en Venezuela. Se ha exigido muchas veces que se constituya un comité de postulaciones para renovar los cargos de los funcionarios con períodos vencidos. Tal parece que se va a hacer. Pero ello no es suficiente, la renovación no puede ser un mero trámite más, ni una simplicidad. Probablemente sea esta una oportunidad para que el otro sea tomado en cuenta.

Ciertamente han sido años de minimización e irrespeto al otro, pero se llame transición o no, ya es momento de recuperar la institucionalidad democrática en Venezuela. Es lo que la sociedad espera. Nicolás no ha estado a la altura de la circunstancia histórica que atraviesa el país. Pero lo que está en juego es el futuro de una nación quebrada y resquebrajada. Nuestros votos siempre estarán a favor de la institucionalidad y la transparencia que este país requiere para progresar. Esperemos que el gobierno así lo entienda y actúe en consecuencia.

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