Brian Fincheltub: "Golpe suave" contra el bolsillo


Caracas, 28 de marzo de 2014.- Esta semana el gobierno hablaba de tres generales detenidos mientras la inflación general y la escasez general lucen cada vez más incontrolables. Denunciaban un “golpe suave” contra las instituciones del país al tiempo que le propinaban un duro golpe al bolsillo del venezolano con una nueva devaluación y el aumento de los precios de los productos básicos. ¿Por qué será que el gobierno luce tan desconectado de la realidad? Está claro, porque cuando la gente anda preocupada por garantizar sus tres golpes: desayuno, almuerzo y cena. Al gobierno le quita el sueño mantenerse en el poder distrayendo a los venezolanos de los graves problemas que vive el país.

Leía está semana en una pancarta que el gobierno de Venezuela no una revolución, no es comunista ni es una dictadura, es un desastre. Cuanta verdad  en tan pocas palabras, esto no puede ser definido con teorías excluyentes cuando el modelo político y económico que adoptaron desde el poder es un verdadero arroz con mango. Nadie sabe a dónde van, pero todo el mundo sabe qué quieren: Salvarse ellos y salvar sus privilegios. Para lograr eso harán lo que sea.

Con casi dos meses de protestas el gobierno ha tratado de esconder su incapacidad detrás del mismo discurso conspirativo. Pero conspirativo para el estomago es que ahora la harina de maíz, la pasta, el arroz, la leche, el café, el pollo, el aceite y otros productos básicos hayan subido el doble y el triple sin previo aviso. Sepan que el gobierno autorizó al sector alimenticio a subir los precios en un “pacto de palabra” que termina perjudicando es al consumidor, que ahora tendrá que pagar más y eso no le garantiza conseguir los productos en los anaqueles.

El Ministro de Alimentación nos dice que debemos calarnos las colas para comprar alimentos porque no nos quejamos cuando las hacemos  para ir al cine. Ojalá señor ministro la realidad venezolana fuera ficción, ojalá que las colas de los mercados se parecieran a las del cine, donde usted sabe que al terminar su fila verá su película sentado y disfrutará por lo que pagó. Mientras que calarse 3 horas de cola llevando sol a las afueras de un mercado no es garantía de comprar lo que se necesita, porque la regla es que nunca hay nada. Ojalá la alimentación fuera algo opcional como el entretenimiento, pero al momento que el hambre pega no se puede elegir entre hacer o no hacer la cola.

La calle es  una encuesta diaria del sentir nacional sobre la situación actual, aunque muchos pudieran hablar de indiferencia, lo que yo veo es que la paciencia también comienza a escasear. Las convocatorias de calle del oficialismo en el último mes hablan por sí solas. Para el chavismo de base, aquel pueblo que creyó que había un legado que conservar y profundizar, queda claro que esto no es lo que soñaron. Queda claro que desde que esto empezó el país no había estado tan mal, que hoy en día aquí todos sobrevivimos y que si no nos unimos esto se pondrá mucho peor.

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