Alberto Galíndez, el hombre de campo que quiere volver a la Gobernación de Cojedes


Cojedes, 28 de septiembre de 2017.- Llevar las riendas del estado Cojedes no es una actividad nueva para Alberto Galíndez: el dirigente estuvo a cargo de la entidad llanera en tres oportunidades. Y aunque gozaba de gran popularidad y aceptación en su gobierno, fue destituido por la Comisión Legislativa Nacional, dependiente de la asamblea nacional constituyente en el 2000.

17 años más tarde, el opositor, que permaneció en la entidad pese a las denuncias y acusaciones en su contra, busca recuperar la Gobernación de un estado que —asegura— ha retrocedido de manera abismal.

Galindez es candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) por el estado Cojedes. Fue electo en un proceso de primarias en el que superó a Dennis Fernández y Alexander Moteles.

En medio de la música llanera y el sol en su punto más alto, el dirigente, nacido y criado en esas tierras, comenta las razones que lo llevaron a buscar de nuevo la Gobernación del estado: su experiencia y la crisis social, económica y política que hoy sufre Venezuela.

“La experiencia es un atributo importante que debemos ampliar para esta crisis que vive el país, no es algo sencillo (…) Esa es mi razón para esta lucha, porque es una lucha realmente titánica y todos debemos hacer un esfuerzo para que se dé el cambio”, explica.

Para Galíndez la entidad llanera está abandonada. Lamenta que con la cantidad de hectáreas que Cojedes posee para la siembra, hoy se registren niveles tan bajos de producción de alimentos como el arroz y el azúcar.

“Este estado ha retrocedido tremendamente, los niveles de pobreza son muy altos. El cambio que ha tenido se siente en el área de producción, pero también en los precarios servicios públicos de salud, seguridad, el desempleo es lo que abunda, niños desnutridos. Es decir, Cojedes ha cambiado pero para el retroceso y eso es lo que queremos revertir”, sostiene.

A su juicio, los gobiernos regionales de los últimos años se han encargado de chantajear y destruir a los productores, en lugar de brindarles herramientas para seguir impulsando el trabajo.

Galíndez, al igual que otros candidatos opositores, ve en las elecciones regionales un paso importante para lograr el cambio con los comicios presidenciales de 2018.

“Este es un paso muy importante, pero el cambio grande viene en 2018. Yo como gobernador insistiré en que se cumpla lo que demanda la Constitución: que hay presidenciales en 2018”, afirma.

El dirigente opositor asegura que el gran enemigo a vencer en los comicios no son los candidatos oficialistas, sino la abstención. Aunque —agrega— ya es algo que la Unidad está rompiendo progresivamente.

“Estamos obligados a cambiar. Ese paso de las elecciones de gobernadores son un paso gigante para ponerle un parado a la tragedia que estamos viviendo (…) Nosotros haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que la gente salga. En los barrios, en los caseríos, la gente va a votar porque son los que están sufriendo más. Lo percibo en las caminatas que hago, en las jornadas. Esta es una tremenda oportunidad de ponerle termino al gobierno”, asegura.

Justamente, en sus recorridos, Galíndez se ha percatado de que el clamor inmediato de la población es uno: hay hambre. Al igual que en Carabobo, Aragua o Caracas, en el llano también hay necesidades.

“Me impacta es la necesidad, el hambre me lastima mucho. Veo que hay mucha gente pasando hambre, que los humillan, los chantajean. El pueblo ha dejado de comer pollo, carne, y eso era algo normal para el venezolano”, dijo Galíndez, quien además considera que el Estado trata de politizar la problemática.

“Nosotros no nos negamos a que vendan una bolsa de comida. Lo que sí queremos es algo mejor (…) Si quieren vender esa bolsa que sea con productos hechos aquí y que no se humille a nadie por eso. Queremos que la gente pueda comprar en un supermercado, un abasto, que compre lo que quiera y que la plata le alcance”, detalla.

“Soy una persona cercana al pueblo” 

A los 18 años de edad, justo luego de graduarse como bachiller, ya Alberto Galíndez sabía lo que quería: ser gobernador de su estado y así se lo hizo saber a su mamá.

Su primer trabajo fue como profesor, ahí entendió que debían conocerlo más en la entidad para que sus aspiraciones tuvieran un buen término. Por eso comenzó a trabajar en la radio de San Carlos, donde tuvo un espacio a las 5:00 de la mañana llamado Venezuela Agropecuaria. La gente comenzó a saber quién era.

Años más tarde, el dirigente fue electo como acalde del municipio Tinaco, para luego ser director de política del gobernador de turno, José Gerardo Lozada. Galíndez ganó experiencia y vio la oportunidad para lanzarse como gobernador. Lo hizo y ganó. Fue reelecto dos veces más.

“Yo salí de la Gobernación y nunca los he abandonado, nunca les he fallado. Seguí luchando, nunca me rendí. Me persiguieron mucho pero nunca me rendí. Ahora tengo la oportunidad de ser gobernador y voy a poner toda la experiencia, todo el conocimiento que tengo al servicio del pueblo de Cojedes”, afirma.

El candidato se define como un hombre de campo, es hijo de agricultores y siempre ha sido cercano con los habitantes de la entidad. En Cojedes lo conocen bien, no solo por su carrera política sino porque nunca abandonó esas tierras  tras salir de la Gobernación.

“La gente me conoce como Alberto, una persona cercana al pueblo. Nunca me he ido. Yo extraño del Cojedes de antes la paz y la tranquilidad. Este gobierno nos ha hecho mucho daño. Ellos premian los antivalores y eso convierte al pueblo en víctima”, afirma.

Galíndez sueña con un estado que produzca alimentos y en el que haya futuro para los más jóvenes, esos que han tenido que emigrar a otras fronteras en busca de mejores oportunidades.

“Yo como padre quiero que los míos progresen, pero quiero que los del pueblo también tengan oportunidades (…) Me duele profundamente. Me hiere el problema de los muchachos y esa es la razón de mi lucha. Los muchachos que se van de su tierra”.

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