Maturín, 28 de agosto de 2017.- “Hay que seguir adelante, hay que trabajar por nuestros hijos, por Monagas y por Venezuela”, así lo expuso María Gabriela Hernández, diputada de la Asamblea Nacional (AN) y candidata de Primero Justicia (PJ) para las primarias de la Unidad en el estado Monagas.

El pronunciamiento fue en el encuentro Mujeres por la Esperanza, realizado la mañana de este sábado. En la actividad, la monaguense invitó a las aguerridas féminas, a incentivar la esperanza y a llevar el mensaje “a nuestros hijos y familiares para terminar de derrotar a la dictadura”.

“Mujeres de Monagas, el paso que viene es la reconstrucción del país. Es por ello que usamos la palabra esperanza en toda la campaña en contra del régimen. El sentimiento esperanzador debemos exaltarlo”, dijo la opción ganadora en Monagas para derrotar la dictadura y a sus cómplices en la región.

Agregó que ciertamente esta etapa del país es dura, que  va a pasar, y que vendrá una nueva nación que será reconstruida “con muchísima fe”. Exaltó que la esperanza tiene que ser interpretada como la fuerza para rebelarnos ante un régimen que quiere controlar al pueblo por medio de la comida.

“En esta etapa que viene, las mujeres tenemos que ejercer una gran presión para que la educación sea la bandera del cambio. Nos dedicaremos a reconstruir el país sobre la base de la educación: una educación cívica, qué no ideologice a nuestras nuevas generaciones; para que nunca más tengamos que rendirle pleitesías a ningún uniformado, ni a civiles disfrazado de odio; para que no nos sigan chantajeando con una bolsa de comida”, resaltó.

El voluntariado de Mujeres por la Esperanza se comprometió a sumar, aún más, la meta establecida por el comando de campaña “Monagas Tiene Esperanza”, las asistentes señalaron que hablarán con todas las amas de casa, las maestras, las profesoras, las ingenieras, las policías, las enfermeras, las doctoras, las abogadas, las periodistas, las empanaderas, las estudiantes, las emprendedoras, todas y a todas esas luchadoras que saben lo que es acostar a un muchacho con hambre.