Caracas, 01 de marzo de 2017.- Sin mucho margen de maniobra y con el tiempo corriendo pero en contra, el mal gobierno de Venezuela trata de mantenerse en el poder a costa de lo que sea, incluso de la mentira, así transcurren quizás los últimos tiempos de la “Revolución del siglo XXI”, que se derrumba con cada escándalo que se presenta con un nuevo amanecer.
Definitivamente en la vida todo es un ciclo, la vida misma lo es, nacer, crecer, reproducirse y morir, así nos enseñaron en las clases de primaria; el asunto se complica si queremos de malas maneras alterar esos ciclos.
En lo que respecta a la educación en el hogar, sea humilde o no, también se aplica lo del ciclo, la mayoría de los padres y madres quieren lo mejor para sus hijos, que al menos sean seres humanos de bien, que prosperen de manera digna en la vida, sean profesionales o no, eso no tiene nada ya mucho que ver; pero definitivamente cuando no es así, en algún momento sea tarde o temprano los que actúan incorrectamente, caen por su propio peso.
Nuestros mayores siempre han dicho que “entre cielo y tierra no hay nada oculto” y eso es totalmente cierto; en la actualidad, en todos los ámbitos que comprenden el mal gobierno de nuestro país, se evidencia el antes y el ahora de quienes desde hace casi 20 años rigen los destinos de Venezuela, las riquezas y lujos personales al igual que de familiares y allegados se notan a distancia; basta con realizar una no tan elaborada investigación para reconstruir acertadamente el camino desde el inicio hasta el presente y así entender por qué no quieren dejar el poder más nunca.
Por ejemplo, es pública la información de que los sobrinos de la Diputada por el PSUV Cilia Flores, a quienes un jurado en Nueva York encontró culpables de conspirar para introducir unos 800 kilos de cocaína a territorio estadounidense, han sido vinculados en Venezuela a carreras ilegales, conocidas como “piques”, con vehículos de lujo y motocicletas de alta cilindrada, todo esto y más mientras estaban en las alturas del poder, también viajaban por el mundo con pasaportes diplomáticos y un sinfín de comodidades propios de los magnates.
Sin profundizar mucho en otros casos, ya que son incontables, vamos a referirnos al del actual vicepresidente, el asunto del señor El Aissami por donde se mire es escabroso y muy difícil de explicar para los implicados, el entramado va desde apartamentos, aviones y compañías, hasta altísimas sumas de dinero en moneda extranjera colocadas en distintas instituciones financieras alrededor del mundo.
Existen sin embargo casos en los que aún no se comprueban hechos dolosos, pero que sin pensarlo mucho se presumen, como el del coordinador de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (SUNDDE), en el estado Carabobo, quien según se dice pasa vacaciones en Roma cuando ya el 80% de los venezolanos ni a la playa puede ir por un día sin gastar el salario de todo un mes.
Lo que les vengo narrando es propio de quienes han obtenido lo que tienen con la utilización de todo, menos con el trabajo verdaderamente honrado, no existe otra explicación; como dicen por allí, ni trabajando toda una vida, un simple mortal puede obtener ni siquiera la cuarta parte de lo que los jerarcas de la “Revolución Bonita” ostentan.
Lo que si es cierto es que la vida no perdona, los sobrinos Flores nunca pensaron que en aquel viajecito los iba a agarrar la propia DEA (siglas del organismo antinarcóticos de los EEUU), pero sucedió, de igual forma ocurrió con el caso El Aissami y hasta ahora testaferro identificado plenamente, así va a ocurrir con muchos más que luego de darse la buena vida, terminaran con certeza al mejor estilo del famoso Pablo Escobar, que teniendo 5 millones de dólares en efectivo en una mesa mientras se escondía de la justicia, ni una lata de sardinas podía comprar o como el que fue considerado el más fuerte de Irak, Ṣaddām Ḥusayn Abd al-Maŷīd al-Tikrītī, conocido como Saddam Hussein, quien terminó escondido en un túnel bajo tierra hasta que fue encontrado y juzgado.
En la historia del planeta y en la de nuestra Venezuela en específico sobran los casos, pero existe algo que es real y es una constante en los últimos tiempos, definitivamente pareciera que todos son unos bandidos en el actual mal gobierno, casi nadie se salva, esté en el nivel de gobierno que esté y eso es lamentable, contra eso se debe luchar para que Venezuela recobre el puesto que le corresponde en el llamado concierto de las naciones.
Todos tenemos que enfilar fuerzas para recuperar la dignidad como nación, tristemente somos vistos como un país de mafiosos, en el que tiene más valor el llamado “vivo” que se burla por sus acciones en perjuicio de los demás, que el ciudadano que busca lograr crecer a base de su esfuerzo y trabajo honesto.
Tanto el presente, como el pasado más reciente de la convivencia en Venezuela, contienen elementos profundamente ambiguos; y muchos pretenden que nuestro futuro se construya ignorándolos, lo cual no debe suceder, hay que efectuar profundos cambios para impedir que nos embarquemos en un viaje que nos lleve a un punto sin retorno, igual o peor que en el pasado, aquí se debe innovar y apelar a la gran reserva moral existente en todos los ámbitos de nuestra sociedad, para que más temprano que tarde, podamos dar el paso firme hacia un futuro mejor como sociedad y como país, así de simple y sencillo.