Caracas, 21 de septiembre de 2016.- Hoy los venezolanos nos preguntamos qué nos quedó de la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, que se llevó a cabo la semana pasada en nuestra Venezuela, un país que por falta de buenas políticas públicas; así como, de una gestión real y cercana a su pueblo, está viviendo la peor crisis económica de nuestra historia.
Nos preguntamos, ¿A qué vinieron esos representantes de otros países a Venezuela? ¿Qué les mostró este Gobierno a estos representantes extranjeros? ¿Cuál fue la realidad que ellos conocieron?
¿Será que conocieron la realidad que se ve a través de la pantalla de Venezolana de Televisión y del aparato comunicacional del Estado, que vende una Venezuela distinta y que muy pocos conocemos? ¿O será que el puñado de mandatarios que decidieron asistir a la cumbre sí logró conocer la verdadera realidad que se vive en las calles de Venezuela o por lo menos en la Isla de Margarita?
Una Venezuela en la que las madres deben hacer largas colas durante la noche, pernoctar en la calle y rebuscarse hasta con tres empleos, para poder darles de comer a sus hijos. Una Venezuela en la que los niños más grandecitos han tenido que ausentarse de las aulas para salir a trabajar y así ayudar en el hogar, mientras los más pequeños se desmayan bajo el ardiente sol al cantar el Himno Nacional antes de entrar a clases, porque no han desayunado y muchos, a lo mejor, ni siquiera cenaron el día anterior.
Una cumbre que fue ideada para limpiar la imagen internacional de un gobierno que sabe que ha perdido el afecto y la aprobación de la gente, pero a su vez, pareciera que también ha perdido afecto entre sus miembros ya que ni siquiera logró superar la pobre convocatoria anterior de Irán 2012, en la que escasamente acudieron a la cita 35 líderes de los 120 que conforman el Movimiento de No Alineados. Con la pobre asistencia de 15 mandatarios se pudo deducir entre líneas las inconformidades de aquellos mandatarios que otrora eran aliados del gobierno venezolano, pero que no parecen estar muy contentos con las nuevas gestiones.
Lo más grave es el despilfarro de, aproximadamente, 200 millones de dólares en una reunión vacía y sin beneficios reales para el país. Recursos que pudieron ser invertidos en mejorar la calidad de vida de los venezolanos. Esto sin sonar a ‘cliché’ político, pero la verdad es que, con lo que costó la Cumbre se pudo producir en Venezuela suficiente comida para alimentar a todo el estado Nueva Esparta por más un año; mientras uno de cada dos niños de los programas de alimentación escolar, pudo ser alimentado por ese mismo período con esos 200 millones de dólares que se malgastaron en la cumbre de MNOAL, o se habría podido procesar suficiente harina de maíz para que todos los venezolanos comieran arepa durante 12 meses.
Irónicamente, lo que se puede reconocer como ‘logro’ de esta Cumbre, según el presidente y voceros oficiales, es que desde la semana pasada la ‘Isla de Margarita’ pasó a ser un nuevo estado.
Es evidente que la Cumbre no resolvió en nada el problema que hoy tenemos los venezolanos, sino que, por el contrario, deja un sabor amargo al saber que para el gobierno hay cosas mucho más importantes que brindarles soluciones a los venezolanos. Y que el dinero en Venezuela es utilizado para lavarse la cara, cuando debería ser usado para aumentar la producción nacional, comprar comida, medicinas y mejorar los servicios y carreteras.
Quizás no sepamos lo que nos dejó la cumbre del MNOAL, pero sí sabemos que mientras esta lujosa cumbre se llevaba adelante, los margariteños no tenían agua en sus casas ni mucho menos, tenían alimento ni medicinas para sus enfermos, y sus playas estaban llenas de numerosos rojos rojitos que llevaron de tierra firme no sabemos para qué, quizás para generar la imagen de apoyo al gobierno. Pero, finalmente ellos decidieron irse a la playa y olvidarse de la ‘Gran Cumbre’.