Caracas, 06 de noviembre de 2015.- No hay duda que en la primera década del siglo XXI la extrema izquierda, básicamente los comunistas, ganaron mucho terreno en la arena política latinoamericana. Liderada por el proyecto de Chávez en Venezuela y tutelada por la Revolución cubana, ganaron espacios importantes en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Uruguay, principalmente. Su aliado más importante han sido las subidas de los precios del petróleo y el gas que han logrado cifras récords en estos últimos años. No es coincidencia que Venezuela, Brasil y Ecuador sean productores de petróleo y Bolivia un gran exportador de gas. Con esta gran bonanza la izquierda latinoamericana financió y exportó su proyecto político por todo el continente y más allá.
Ahora bien. Es necesario reflexionar ¿quiénes están hoy mejor en nuestra América Latina? Los que aplicaron el modelo castro/chavista de izquierda, restringiendo libertades económicas y creando un gigantesco Estado, derrochando los recursos de forma irresponsable, sin sembrar nada de tanta riqueza que nos llegaba. Este es el caso de Venezuela, Argentina y Brasil, principalmente, y con un poco más de inteligencia lo hicieron en Bolivia, Ecuador y Uruguay. Por el otro lado están quienes apostaron al emprendimiento de sus ciudadanos, a la educación, a la diversificación de la economía, a un Estado respetuoso de las garantías y libertades individuales. Casos como el de Chile, Colombia, Perú, México, Panamá o Costa Rica, saltan a la vista. Países que lograron crecimiento económico, profundización del sistema democrático y reivindicación de derechos sociales. Están a la luz los resultados de uno y otro modelo.
Para Venezuela, un millón de millones de dólares, en 15 años, sólo se ha traducido en la peor crisis económica, política y social de su historia. Con la inflación más alta del planeta, altos niveles de escasez, el 2do país con menos libertades económicas, el salario más bajo de América Latina. Además del 3er país con más muertes violentas por año, el país con mayor número de muertes por granadas del planeta, entre otras cosas. No sólo no sembramos el petróleo sino que se lo robaron, lo derrocharon, y ahora estamos mucho peor que hace 15 años.
Sin embargo, se notan aires de cambio, no sólo en Venezuela sino en toda América Latina. Apenas hace dos domingos, la izquierda extrema latinoamericana perdió las elecciones en Argentina, Guatemala, Haití y en Bogotá (Colombia). La gente se cansó de ser utilizada y manipulada. No se puede engañar tanto tiempo a tanta gente. En este sentido, la elección argentina nos deja un sabor singular. Después de tanto desmadre de los Kirchner, el pueblo les puso freno contra todo pronóstico de las encuestas. Después del resultado del domingo, se sabe que la oposición unida ganará la segunda vuelta sin ningún problema.
No es coincidencia, de que justo cuando bajaron los precios del petróleo, explotaron las crisis en estos países. Mientras en los países árabes y los países nórdicos tienen fondos mil millonarios para aguantar durante años estas caídas de precios del petróleo, acá nos quedamos en la carraplana. Tampoco es coincidencia de que cuando explota la crisis empiezan a salir los trapos sucios y la gente se da cuenta de quién es quién. A pesar de todo el blindaje comunicacional que en Venezuela se ha impuesto, la verdad cae ante los ojos de todos por su propio peso. El 6D significará en Caracas, lo que hace dos domingos significó en Buenos Aires.