Caracas, 12 de septiembre de 2014.- ¿Usted confiaría en un laboratorio clínico que altere unos exámenes de sangre con tal de decirle que usted está sano, aun y cuando usted siente un malestar que empeora con los días? ¿Confiaría en un médico que utilice esos exámenes alterados para recetarle una medicina que supuestamente lo curará? Evidentemente la respuesta es no.
Eso es lo que ocurre con nuestro Banco Central y el Gobierno.
Para ningún venezolano, incluso para aquellos que aún apoyan al Gobierno, es una situación ajena al día a día que los alimentos han aumentado su precio a un nivel alarmante, que la lista de útiles para los niños supera por mucho el ingreso familiar mensual, que salir al cine es casi un lujo, que el precio de algo que compramos el mes pasado más nunca va a volver y estará cada vez más caro la próxima vez que lo encontremos. La inflación es un problema que afecta, sin discriminar, a todos los venezolanos.
Ante esto, el Banco Central ha decidido modificar el método para calcular la inflación, buscando que el cálculo arroje una cifra menos alarmante para un titular de prensa. Pero la realidad es que al mes de agosto, con maquillajes o no, la inflación anualizada llegó a 60%. Y sabemos que ese indicador, como el de la inseguridad, la escasez, empresas cerradas o empleos perdidos, seguirá en aumento.
Han comprado medios de comunicación, a otros les han negado el papel hasta imposibilitar su publicación, censurado noticias y periodistas, pensando que así no nos enteraríamos de lo que ocurre en el país, que viviríamos una suerte de engaño colectivo, pero la realidad es esquiva aun más cuando se repiten irresponsablemente las causas que nos llevado hasta aquí.
¿Por qué ocultar una realidad que es dolorosamente evidente en el día a día? ¿Esconder el índice de escasez hace que los anaqueles vuelvan a estar surtidos de productos de calidad? ¿Acaso nos van a devolver el dinero que pagamos de más? ¿Ahora las cosas van a valer menos? ¿Por qué esconder una enfermedad que recorre todo el cuerpo?
El Gobierno sigue cometiendo los mismos errores políticos y económicos que nos está hundiendo en un pantano del cual cada vez es más difícil salir. El costo lo va pagando el bolsillo y el futuro de todos los venezolanos.