Caracas, 07 de octubre de 2017.- Un niño varguense de piel tostada y ojos brillantes esperaba cada mañana la llegada de su abuelo, quien trabaja como vigilante del hospital universitario en la entidad. El trabajador en su regreso a casa, le contaba a su nieto cómo héroes de bata blanca y estetoscopio salvaban las vidas de decenas de personas.
Inspirado por los cuentos de su abuelo, ese niño estudió y se convirtió en un médico especializado en radioterapia oncológica. Hoy José Manuel Olivares transmitió su vocación de servicio a la política y aspira ser el próximo gobernador de su natal Vargas.
Una camisa de cuadro con las mangas dobladas hasta el codo, 35º centígrados y vecinos del sector La Veguita, acompañaron al candidato en su recorrido por las venas de un estado que parece estar paralizado desde la tragedia de 1999. Al adentrarnos en “la Vargas de verdad”, nos recibió un camino de tierra, casas de aluminio y niños que deberían estar en la escuela. Poco a poco se nos olvidaban las inútiles decoraciones de la avenida Soublette, la principal arteria vial de la entidad.
“¡Ahí viene el joven médico! ¡Si se puede!”, gritaba la multitud mientras hacía una parada casa por casa. Una señora le abrió las puertas de su abasto y con un abrazo lo invitó a conocer su establecimiento. “Contamos contigo, confiamos en ti” le dijo la comerciante, quien tenía un afiche del ex presidente Hugo Chávez pegado al reverso de la puerta. Esta, sin duda, fue una de las mayores sorpresas.
Olivares se detuvo a revisar a una niña que tenía vendajes en su mejilla y oreja. La tía aseguró que no la recibieron en un centro de salud del estado porque no tenía el carnet de la patria. “Hoy soy diputado, mañana seré o no gobernador, pero siempre seré médico. Extraño mucho mi hospital y a los pacientes. Me da mucha satisfacción encontrarme en las caminatas a personas que he atendido”, expresó Olivares.
Luego de caminar, correr, brincar, subir y bajar escaleras, con la camisa empapada en sudor y sin rastro de cansancio llegó al sector El Tanque, cerca del camino a Galipán, donde le preguntó a un vecino: “¿Qué hubieses preferido, el chorrito, los insectos y el avión o una cancha para que los niños jueguen?” La respuesta no se hizo esperar: “la cancha y también un caminito de asfalto porque esto está así desde el deslave, y nadie lo ha venido a arreglar”.
Durante las cuatro horas de recorrido, las bendiciones, el apoyo y la aceptación de Olivares en los sectores más populares de Macuto era, quizás, inimaginable para un líder opositor. Personas que anteriormente apostaron por el candidato oficialista, están motivadas y “resteadas” con el joven médico.
Un grito retumbaba más duro que la samba que sonaba: “¡y va a caer, y va a caer! ¡Este gobierno va a caer!”. Un señor gritó desde la tercera planta de una casa “amarillito o azulito, pero rojo rojito no queremos”.
Los vecinos lo llevaban hasta las cocinas de sus hogares y le mostraban que no tenían alimentos. “Algo que me da dolor y frustración son las neveras vacías. Yo nunca había visto eso”, compartió en candidato con El Nacional Web.
“Lo que me dice la gente es lo que me reencuentra con la política. Me abrazan y me dan la bendición, la gente tiene la esperanza de que podemos estar mejor y eso nos motiva”, aseveró.
Cerca de las 4:00pm y luego del ajetreo, se sentó en una plaza bajo una mata de mango y rodeado de vecinos de Macutico. Afirmó, mientras se tomaba un helado de tizana que le regalaron, que este es el momento de hacer política con principios y valores, para rescatar la esencia varguense.
Olivares asegura que el guairense es jovial, bonachón, alegre y por la crisis que vive el país y el estilo de vida al que han llevado al venezolano estas características se han debilitado. “Quiero rescatar nuestra historia, nuestra música, costumbres y orgullo”, destacó.
Educación, la verdadera igualdad social
Olivares planteó una agenda para el desarrollo de su plan de gobierno. Enfatizó no creer en la arrogancia de la política e insistió que hay que escuchar a los ciudadanos.
“En los primeros 100 días debemos enfocarnos en la crisis de alimentación, de medicinas”.
En su gestión como diputado habilitó seis comedores llamados “Alimenta a la Solidaridad”, en el que se le da de comer a 720 niños. Aseguró que no se trata de la solución definitiva, pero que representa la tranquilidad de una madre al saber que su hijo pudo comer.
“No me quiero imaginar el terror de una madre de que no tiene que darle de comer a su hijo. Vimos unos niños hace rato que dijeron que no iban al colegio porque no había almuerzo, no puede pasar”.
Dijo con satisfacción tener un programa de becas, para ayudar a costear a las familias varguenses la educación de sus hijos. “Hay personas que no saben si pagar el semestre o hacer mercado, no es justo que por plata alguien deje de estudiar”.
Olivares es un hombre convencido de que la verdadera igualdad social está en la educación.
Contó que una de las personas que más influyó en el camino a la política fue su profesor de medicina interna, quien le repetía: “José Manuel, si a usted le gusta la política tiene que hacer dos cosas: ser el mejor en la medicina para que nadie en lo cuestione y luchar mucho”.
“La medicina me enseñó a leer mucho, entender, leer la historia de Venezuela. Trato de leer mucho para que nadie me caiga a cuento”, expresó.
Protestas VS. Elecciones
Olivares fue autocrítico con la Mesa de la Unidad Democrática y aseguró conocer la decepción de los venezolanos producto de la mala comunicación de la coalición opositora durante el proceso de la fraudulenta asamblea nacional constituyente.
Aceptó que participar en los comicios regionales del próximo 15 de octubre fue, al principio, una decisión impopular y que está convencido de que los sectores más bajos del estado Vargas votarán por un cambio.
“Si usted se queda en su casa el 15 de octubre le hará un favor a Maduro. No seamos nosotros los que cometamos los errores, dejemos que sea el gobierno quien quite elecciones y tumbe gobernadores. Todo lo que ellos hacen fuera de la Constitución tiene un costo social”.
Respiró profundo y citó una frase de uno de los jóvenes asesinados en las protestas, Neomar Lander: “La lucha de pocos, vale por el futuro de muchos”.
“Hubo un saldo muy doloroso de personas que perdieron su vida, yo no hago política con los muertos yo respeto la vida y la muerte me lo enseñó la medicina. Nadie merece morir por la política”.
Reiteró que participar en las elecciones es un acto de protesta antigubernamental y que confía en los más de 2.000 miembros de mesa para defender la voluntad del varguense.
“Se que me pueden llevar preso, es un riesgo que asumo por mis convicciones. Nuestro objetivo principal es salir de Nicolás Maduro y esa va a ser en las elecciones del año que viene. De aquí a allá hay muchos obstáculos por pasar. No podemos rendirnos. Estamos preparado para afrontar eso para luchar”
Olivares el incansable, aseguró siempre tener razones para luchar.
“Yo quiero para mi hijo un país en el que pueda soñar y alcanzar sus metas, que nada lo detenga y que crezca en una Venezuela de oportunidades. En un país donde no coma por un gobierno, sino que sus logros sean fruto de su trabajo”, dijo con lágrimas en sus ojos, pero con voz inquebrantable.
Calificó como un acto de cobardía que el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) haya metido preso a su hermano y aseveró que se trata de una estrategia del gobierno para sacarlo de foco en su campaña electoral.
“Mi hermano está preso y ahora quieren acusar a mi esposa. Yo no me meto con la familia de nadie, eso es ser inescrupuloso, cobarde, de una persona sin honor, ni principios. Mi problema con Carneiro es electoral y yo lo voy de derrotar con votos”, espetó.
El día que apresaron Juan Carlos Olivares, Diosdado Cabello estaba en Vargas y emitió el anuncio. El Sebin lo capturó cuando entregaba uno de los seis comedores para la comunidad. Olivares denunció que los efectivos del estado lo persiguieron por la entidad durante los tres días anteriores.
“Les expliqué a los funcionarios que el carro era mío y en ese caso debían llevarme a mí, pero ellos insistieron y se llevaron a Juan Carlos. Esto es una medida para quebrarme mentalmente, sentimentalmente y sacarme de foco”, dijo.
Vargas, mi tierra
José Manuel Olivares quiere para sus hijos y futuros nietos un estado de oportunidades, en el que la vida de cada individuo dependa de su propio esfuerzo y no de condiciones impuestas por el gobierno.
“Esta es mi tierra yo nací aquí. Tengo a mi familia a mis amigos, mi historia. Yo aprendía a bailar salsa en El Rincón. Perdí mi casa aquí en la tragedia de 1.999. Esta es mi tierra. Saber que podemos estar mejor es lo que nos contagia a seguir para adelante. ¿Por qué hay que luchar? Porque merecemos vivir mejor”, confesó.