Maracaibo, 24 de marzo de 2015.- “Los que militan en Primero Justicia deben ser apasionados por la justicia. Empezando por ser justos, luego combatiendo toda injusticia y para finalizar entregar la vida a la construcción de un país de justicia como camino hacia la paz”. Así comenzó Antonio Pérez Esclarín, maestros de maestros, su intervención en la conferencia titulada Liderazgo Motivacional en Venezuela: Mecanismo de transformación, ofrecida a integrantes el partido Primero Justicia en el Zulia.
En su exposición sobre su visión de la política y de los partidos políticos que fue calificada por muchos como una “amena conversación”, el maestro explicó que aun en medio de las dificultades se debe tener el corazón en paz y utilizar la palabra no para agredir u ofender, sino para acariciar, sanar, unir, construir. Juan Pablo Guanipa, coordinador de Primero Justicia Zulia, aseguró que es “imposible no conseguir en las palabras de Antonio Pérez Esclarín una montaña de inspiración para cambiar a Venezuela”. “Siempre hemos creído en la política como una herramienta para servir a la gente y no como una manera de llegar al poder por obtener sólo el poder y las palabras del maestros nos impulsan a promover más nuestra visión y afianzarla. Eso es lo que necesita nuestra ciudad, estado y país. Nadie nos moverá de ello”.
Antonio Pérez Esclarín durante su intervención hizo un llamado a la innovación, al coraje y a la esperanza. “No son tiempos para políticos arribistas, para políticos que entienden la política como un camino para medrar, para llegar al poder, no para servir sino para ser servidos. Son tiempos para políticos innovadores, capaces de recrear una Venezuela nueva, capaces de inventar y soñar a este país. Eso supone mucho coraje, honestidad, salir de sí mismos a gastar la vida para que los demás tengan abundante vida”.
Con respecto al liderazgo sentenció: “Necesitamos líderes coherentes, en quienes discurso y vida sean una sola palabra, que escuchen al pueblo, que estén dispuestos a servir, que den ejemplo de una vida sencilla, austera, comprometida, que trabajen en equipo y que potencien las cualidades y virtudes mucho más que los defectos de los otros. Líderes que busquen la excelencia, que hagan todo con pasión, con ilusión, con entusiasmo, que tengan a Dios en su corazón”.
En ese sentido aseguró que el principal favor que se le puede hacer a quienes intentan destruir el país es que los partidos, los líderes y la gente se rindan. “Lo que quieren es que todos piensen que no hay nada que hacer, que esto se lo llevo quien lo trajo. No lo podemos permitir. Que no les roben la ilusión, que no les roben la esperanza”.
Invitó a los justicieros a seguir sembrando el compromiso por transformar y construir el país que todos merecen. “Soñemos que es posible tener un partido realmente innovador, que mire hacia adelante, que sea capaz de comenzar a construir la Venezuela que queremos desde su propia organización. Que este partido pueda ser un modelo de hacer política con capacidad de servicio, de desinterés, anteponiendo el bien común a los bienes particulares. Un partido donde los conflictos y las diferencias se discutan realmente con respeto al otro, donde se escuche y se construya juntos, donde el equipo sea la base fundamental de ir reconstruyendo cada día el sueño de una Venezuela mejor”.
El maestro detalló los tres retos que enfrenta Primero Justicia en la Venezuela de hoy. “En primer lugar, el reto del reencuentro y la convivencia en la diversidad, que sirva para profundizar la democracia, con instituciones eficientes que resuelvan problemas, poderes autónomos que se regulen unos a otros, que nos vayamos constituyendo en ciudadanos de derechos y deberes iguales ante la ley. En segundo lugar, el reto de cambiar el modelo estatista y rentista por un modelo productivo, que enseñe a producir y a trabajar para que todo sea resultado del esfuerzo y sacrificio y no de dádivas. Y en tercer lugar, el reto de lograr un desarrollo sustentable, sin excluidos, lo que supone dar oportunidades de calidad a los que nunca las han tenido”.
Calificó a la política, con Pio XI, como la forma suprema de la caridad: como un arte muy difícil, porque puede desnaturalizarse si no se somete a la ética; y muy noble, porque es el medio fundamental de organizar a la sociedad para que todos puedan vivir con dignidad. “El sentido último de la política debe ser construir la civilización del amor. Amar es querer el bien para el otro, para los otros. El amor es una decisión de la voluntad, no un sentimiento. Por eso podemos amar a los enemigos y sembrar esperanza”.