Maracaibo, 18 de febrero de 2014.- El barrio Villa Baralt es intransitable. Las vías de penetración no tienen ni una gota de asfalto. De día luce el verde por la cantidad de monte y de noche las estrellas porque no les llega suficiente electricidad para encender todos los bombillos. Vecinos aseguran que desde hace 12 años la antigua Enelven instaló unos transformadores unifamiliares con la promesa de, en unos años instales sus medidores, pero aún los están esperando.
José Hernández, fundador del barrio, expresó que viven en pésimas condiciones debido a la falta de algunos servicios y al mal funcionamiento de otros. “Desde hace 12 años queremos tener luz legal. Necesitamos que Corpoelec atienda nuestro llamado. El alumbrado público no funciona. El agua apenas llega, pero con dificultad. Las calles están horribles. No he visto que haya llegado al menos una gota de asfalto por aquí. Todo lo gastan es en las avenidas principales, que a mi punto de vista, son las más nuevas. Allí sí vienen, las raspan y las vuelven asfaltar mientras que a nosotros lo único que nos ha visitado es el Chikungunya”.
Manifestó además que debido al mal estado de las vías “cuando cae agua todo se vuelve un pantano”. “Cuando llueve nadie puede salir ni entrar. Aquí no hay quien nos eche una mano para que el barrio mejore. El consejo comunal no funciona. No trabajan por la comunidad y además se ha quedado sin gente porque ha habido muchos problemas y los recursos que les han dado han desaparecido. No tenemos gas y la electricidad es un desastre. Hemos llevado cartas y proyectos a Corpoelec pero ya llevamos 12 años de espera y nada que dan respuesta”.
Juan Pablo Guanipa, coordinador de Primero Justicia en el Zulia, durante su visita al barrio de la parroquia Francisco Eugenio Bustamante, aseguró además que para mejor la calidad de vida de sus habitantes, es necesaria la participación de toda la comunidad y de las organizaciones gubernamentales.
“Aquí pareciera que la cosa estuviera fácil de resolver. La gente lo que quiere su medidor, saber cuánto consume y pagar su luz, pero con multifamiliares eso es imposible. Es importante que la comunidad se organice y que las autoridades los acompañen en su lucha por vivir en mejores condiciones. Esta es la parroquia más grande que tiene la ciudad, es la más poblada y requiere de mucha participación de la comunidad y de las organizaciones gubernamentales para buscar soluciones a los problemas”.
Dinora Torres, quien vive desde hace 10 años en el barrio, enfatizó que para que el agua no se meta a las casas las puertas deben estar al menos a tres o cuatro metros de altura. “Necesitamos urgente una ayuda para poder cambiarle la cara a este barrio. Los niños viven enfermos por las cañadas que hay. Necesitamos que nos tomen en cuenta así sea un vez. Cuando me vine de Colombia hace 10 años se podía vivir bien en este país, pero ahora estamos en la ruina completamente. Ya estamos cansados de vivir entre ríos de cloacas cuando se colapsan”.
Douglas González, habitante de Villa Baralt desde hace nueve años, solicitó la recolección de basura y además presencia de los entes oficiales en la zona. “Por aquí lo único que pasa es la bola de paja porque ni un carro puede entrar. No tenemos transporte público y el aseo no llega a la comunidad. Necesitamos que nos limpien la cañada porque toda la basura va a parar allí y no deja correr las cloacas cuando se colapsan. Hacemos un llamado a todos los que nos puedan ayudar porque aquí vivimos en miseria. Muchas veces tenemos que hacer nuestras necesidades en pozos o haciendo huecos. Aquí lo único que hay es sucio en las piernas y pelazón”.