El campo y la ciudad son espacios diferentes pero complementarios, símbolos de nuestra diversidad nacional. Encarnan distintas maneras de convivencia social, de expresión cultural y de actividad económica.
El campo es fuente y expresión de nuestra diversidad sociocultural y de la riqueza económica propia de cada región del país. Por su parte, la ciudad también expresa la pluralidad de Venezuela como nación unificada. Al mismo tiempo, en la ciudad es donde mayoritariamente se están desarrollando los venezolanos como ciudadanos. Sin embargo, nuestras ciudades son retazos segmentados con ciudadanos que no gozan de los mismos derechos, ni oportunidades.
Creemos que la modernización de Venezuela pasa por el fomento de lo urbano y la asistencia al campo. Sólo a través de una visión integral, progresista y humanizante de la sociedad, acompañada de una descentralización efectiva y la aplicación de la subsidiariedad, se podrá desarrollar Venezuela como un todo.
Para su libre desarrollo, la persona precisa esparcimiento y tiempo libre para descansar. Fuera del ámbito laboral, existe una variedad de posibilidades para desarrollar las capacidades creativas, para asumir compromisos políticos y sociales o para seguir las aptitudes artísticas o deportivas. No deseamos que la industria del ocio sea la que primordialmente se encargue del tiempo libre y del deporte.
Apoyamos decididamente las actividades voluntarias en asociaciones, gremios, en la comunidad y otros campos sociales que contribuyan a intensificar y humanizar la convivencia. Nuestro sistema educativo debe capacitar a las personas para estructurar inteligentemente su tiempo libre.
El deporte, especialmente el deporte popular practicado en comunidades, asociaciones y clubes, cumple con el propósito de mantener la salud y de fomentar el rendimiento en todas las etapas de la vida. Combina entretenimiento y la exigencia personal con la posibilidad de reunirse y asumir compromisos dentro de un grupo.
El deporte brinda un aporte esencial a la formación de la personalidad y contribuye a la integración en la comunidad. El fomento del deporte, tanto popular como de alta competencia, debe seguir siendo un cometido obligatorio del sector público.
Defendemos la libertad y la diversidad de los medios de comunicación. Los medios libres y responsables posibilitan la generación de la opinión pública y contribuyen a controlar en forma efectiva el poder estatal.
Esta libertad debe ir de la mano de la responsabilidad. Especialmente importantes son la protección de la personalidad así como la consideración de las convicciones éticas, religiosas e ideológicas de la sociedad.
Las emisoras privadas también tienen una responsabilidad hacia la democracia. Deseamos una oferta pluralista y rechazamos por ello cualquier forma de dominio en los medios impresos o electrónicos. Nos oponemos, tanto a nivel nacional como internacional, a una concentración de los medios que ponga en peligro la pluralidad de opiniones y el mantenimiento de la competencia.
Reclamamos y propiciamos un consenso general en la sociedad sobre una ética global para los medios de comunicación masiva. Su punto central debe ser un profundo respeto a la vida, la inviolabilidad de la dignidad de la persona, la tolerancia y la disposición al diálogo.
La educación y la formación son condiciones importantes para el libre desarrollo de la personalidad y el ejercicio de los derechos de libertad y de los deberes cívicos. La educación de calidad es el mejor antídoto contra la exclusión y la sumisión.
Una democracia sólida debe contar con ciudadanos con criterios independientes, dispuestos a asumir responsabilidades. La politización de la educación, la deformación de la historia o la ideologización de los contenidos son incompatibles con la educación pública en un Estado democrático.
Igualmente, para Primero Justicia, la educación es una de las esferas donde debe aplicarse con mayor intensidad el principio de la subsidiariedad, basado en el derecho supremo de la familia de escoger libremente el tipo de educación que quiere para sus hijos.
Primero Justicia aboga por una sociedad de aprendizaje permanente.
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