La cultura es esencial para el despliegue de las fuerzas creativas del ser humano y, por lo tanto, para la creatividad de nuestra sociedad en su totalidad. El encuentro con la cultura profundiza la comprensión de la vida. Por eso, ratificamos la libertad del arte y el principio de promoción estatal de la cultura.
La vida cultural de nuestra democracia abarca la toma de conciencia de nuestra herencia cultural y mide la riqueza intelectual de nuestra comunidad. Deseamos brindar a todos la posibilidad de participar, ya sea de manera pasiva o activa, en la vida cultural y continuar desarrollando nuestra colorida sociedad cultural, incluyendo formas tan diversas como el arte popular tradicional o las nuevas formas de producción artística.
El vínculo inseparable entre economía y política social se demuestra en la necesidad de proporcionar ocupación estable y de calidad a la mayor cantidad posible de personas. La economía que proponemos es un paradigma de crecimiento incluyente afincado en aquellos sectores de la economía con mayor potencial para la generación de empleo.
Frente al empleo precario y de subsistencia, sostenido con el alfiler del gasto público, planteamos un empleo sostenible, digno y productivo, sustentado en el motor de la inversión privada.
Debemos construir una economía que aproveche al máximo el potencial generador de riqueza de los hidrocarburos pero que no inhiba la posibilidad de desarrollar las otras áreas donde nuestro país tiene ventajas comparativas. No compartimos la visión que encasilla al petróleo dentro del concepto de renta, convirtiendo la defensa del precio en el mercado internacional en una obsesión y dejando de lado la expansión de los mercados y del aumento de la capacidad productiva de la industria petrolera nacional.
Defendemos la integración plena de PDVSA en la sociedad venezolana. Consideramos que PDVSA sólo será del pueblo cuando todos los venezolanos sean propietarios directos del capital de la empresa y las regalías se canalicen directamente a los verdaderos dueños del recurso petrolero: los ciudadanos venezolanos.
En la perspectiva individual de vida y en la conciencia de la sociedad, la tercera edad es cada vez más importante. Abogamos por mejorar las condiciones marco que permitan a las personas mayores una vida digna y un actuar con responsabilidad propia, entendiendo que una política para la tercera edad es una tarea que trasciende anticipadamente a otros ámbitos de la política social, económica, familiar, cultural y educativa. En Primero Justicia creemos en la necesidad de un verdadero sistema de seguridad social.
Defendemos una política de cooperación entre las generaciones no sólo en forma conjunta, sino también en forma recíproca. Jóvenes y ancianos pueden aprender en la misma medida los unos de los otros, intercambiando experiencias y, a través del vínculo entre las generaciones, profundizando valores como la tolerancia y la capacidad de consenso, la responsabilidad y la solidaridad.
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