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Caracas, 16 de febrero de 2014.- Los tiempos no se recuperan, y en el caso de los países, los tiempos perdidos son aún más dolorosos y graves. Nuestro país y este gobierno acumula un logro indiscutible: ha sido experto en perder oportunidades fantásticas que nos hubieran llevado al éxito económico, al desarrollo de nuestra ciudadanía, al desarrollo de nuestras potencialidades, que nos hubiera permitido estar a la par de nuestros vecinos latinoamericanos y no como ahora a veces estamos viendo con anhelo o envidia los objetivos que alcanzan.

El gobierno nacional ha acumulado riquezas en sus bolsillos, en los bolsillos de los poderosos y sus aliados, sin que lleguen a vida diaria de todos los venezolanos, por más que el discurso oficial se empeñe en decirnos que el gasto social se ha incrementado en los últimos años y somos el país más feliz del mundo. Si esto resultara cierto, nuestros indicadores económicos causaran orgullo y no tristeza, nuestras ciudades no estuvieran sumidas en el deterioro e inseguridad, nuestros niños tuvieran mejores instalaciones educativas y excelentes maestros, nuestro aparato productivo no estuviera por el suelo y no por el ánimo de los empresarios, sino por políticas económicas erradas que lograron destruirlo. 

Su capacidad para perder oportunidades se ha traducido en el éxito para sumirnos cada vez más en una crisis social y económica que nos asfixia a diario. El gobierno ha decidido ser un gobierno sólo para sus partidarios, olvidando su responsabilidad para con todo el país. Su concepto de respeto a las minorías y de democracia resulta bien particular. Ha cerrado los espacios a los privados dando prioridad a la burocracia del Estado que ha sido más que ineficiente para atender todos los espacios del país. Sigue usando la fuerza, en todos los espacios, empeñándose en llevarnos por un modelo económico y social que fracasó hace años. 

Olvidan que no son dueños de la verdad. Olvidan que sin el concurso de todos los venezolanos las situaciones difíciles que atraviesa nuestro país no se superan. Olvidan que las divisiones del país, el discurso que han mantenido durante quince años no ha ayudado por un segundo a superar los problemas que los hicieron llegar al poder y que aún vivimos y se han profundizado. No entienden que un país dividido no avanza. 

La crisis económica, quizás la más grave que hemos vivido, nos está llevando a todos por delante y no hay una sola señal que haga pensar que la superaremos. El gobierno sigue perdiendo oportunidades, sigue olvidando a los venezolanos, sigue empeñado en mantenerse en el poder antes que gobernar para todos. 

Hemos perdimos una semana más.