Shully Rosenthal: La paz no le debe soltar nunca la mano a la justicia


Caracas, 07 de octubre de 2016.- La esperanza de un futuro en paz y con justicia fue lo que se puso en debate el fin de semana pasado en el hermano país. Cuando millones de colombianos sometieron a plebiscito el acuerdo de paz entre el Estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Muchos han sido los comentarios en contra de la decisión que valientemente tomó el pueblo de Colombia, al decir NO al acuerdo plagado de injusticias e impunidad.

Seguros estamos que el pueblo de Colombia es el principal interesado en tener un país de paz y bienestar, pero una paz justa y sensata.

No existiría tal paz, cuando cientos de crímenes de lesa humanidad quedarían impunes ante las condiciones impuestas por los rebeldes para zafarse de sus pecados.

No existiría tal paz, cuando prometen un acuerdo sometido a condiciones provechosas para unos pocos que en nada reconfortan a un pueblo vejado por más de 50 años.

La paz es es negociable siempre y cuando esté basada en el respeto de la dignidad de las personas que han sufrido la guerra, respetando siempre los derechos de los ciudadanos. El acuerdo de paz debió ser un tratado de paz en lo social y lo mortal, y no solo en lo político.

Desde esta humilde opinión, aplaudimos con beneplácito la decisión del valiente pueblo colombiano. Alzamos la voz por todos sus hermanos, como lo somos nosotros los venezolanos, a que acatemos el ejemplo y rechacemos las injusticias disfrazadas, del grupito de poderosos que han querido instalarse arbitrariamente en América Latina.

Asimismo, estamos convencidos que en Venezuela hemos abierto los ojos. Nos ha costado un poco, sí. Pero Venezuela ha despertado.

La búsqueda de paz y justicia forma parte, hoy, de la lucha diaria de nuestro pueblo y no descansaremos hasta alcanzarlas.

En Venezuela estamos dispuestos a cambiar y a vivir un futuro mejor, digno, en paz y de progreso. Por eso, seguiremos aplaudiendo estos ejercicios democráticos que ofrezcan a los ciudadanos la oportunidad de vivir una vida mejor.

Desde aquí enviamos un saludo afectuoso a nuestros hermanos colombianos y llamamos a nuestro amado pueblo de Venezuela, a no desmayar en la lucha que ya nos hemos trazado.

Los imposibles no existen. Solo existen las metas un poco más difíciles de alcanzar.

¡Qué vivan Colombia y Venezuela!

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