Caracas, 14 de agosto de 2016.- “La máscara es, al mismo tiempo, traducción del miedo, defensa contra el miedo y medio de difundir el miedo”. Roger Caillos, citado por José Antonio Marina.
José Antonio Marina en su obra la anatomía del miedo, entre otras cosas, recogió los testimonios de lectores, amigos que describían situaciones de vida en los que el miedo, el terror, o el pánico se habían adueñado de sus vidas.
A partir de allí, se pasea por las distintas emociones, reacciones, causas y efectos. Nada nos acerca más al instinto animal, que las respuestas que usamos frente a una amenaza . Podemos camuflajearnos, escondernos, defendernos, o rendirnos.
Esta semana los venezolanos nos encontramos más o menos frente a estos dilemas. El gobierno, en su empeño arbitrario por mantenerse en el poder a pesar de su fracaso, sigue intentando bloqueos para permitir que el pueblo se exprese libremente.
Millones de personas que día a día sobreviven en nuestro país, saben que este gobierno no da para más. Su momento ya pasó. Y cualquier solución a la crisis que vivimos pasa por el cambio de gobierno. La ruta es clara, son los ciudadanos quienes deben expresarse mediante el voto y poder revocar.
El gobierno lo sabe. Lo vive, lo mira en encuestas, lo padece. Por eso ataca cual fiera, a través de sus distintos voceros. No nos engañemos, los gritos e insultos son también un símbolo de miedo. Por eso, el Presidente, el jefe de campaña, el vocero del partido, todos dirigen sus energías a sembrar temor, a cerrar las salidas.
Pero quizá, como indica la cita con la que iniciamos este artículo, la máscara más evidente del que ha hecho mano este gobierno, es la institución electoral. Cadenas y declaraciones de lenguaje enredado, con procedimientos turbios y pasos inventados, no buscan sino cerrarnos las salidas, como la bestia que acecha a su presa.
Ahora bien, ¿puede una máscara detener el deseo de millones de personas que estamos hartos de esta situación que vivimos? ¿Nos vamos a rendir?
Juntos, hemos resistido, nos hemos reinventado, y nos seguimos fortaleciendo a medida que el camino se ha enrevesado. Si ante los ataques del poder, el miedo se impone, el poder habrá ganado. No hay otra, la fuerza de la esperanza nos hará triunfar.