Caracas, 10 de julio de 2016.- El problema estratégico de una transición estriba en conseguir la democracia sin morir a manos de quienes detentan las armas ni de hambre por obra de quienes controlan los recursos…” Adam Przeworski.
La transición en Venezuela ya comenzó. Hemos insistido muchas veces en esto. Esta palabra reúne un proceso, no es aislado. No amanecemos un día y todo es diferente. Tenemos 17 años viviendo bajo un modelo de gobierno que nos fue dividiendo y consumiendo. Acabó con la producción, los recursos y la paz. Pero a pesar de que controlan todo el poder ya estamos conduciéndonos por la senda de un cambio que se ha hecho indetenible.
Es posible que usted me esté leyendo y se pregunte cómo puedo afirmar que ya estamos en la transición si el gobierno sigue mandando. Cómo es eso que ya comenzó si aún nos tenemos que seguir aguantando a un gobierno que no quiere resolver problemas sino crearlos. Un CNE que dice defender los derechos de quien ejerce la presidencia ignorando los derechos de los millones de ciudadanos que se expresaron porque terminen de abrir la vía del Revocatorio.
Y es que las razones por las cuales un gobierno llega al poder, son diferentes a las que hace que se mantengan y a las que hacen que salgan del mismo. Vemos eso a la luz de Venezuela. Este gobierno llegó a serlo por votación popular, y se mantuvo en el poder gracias a la mayor bonanza que se haya tenido gobierno alguno. Se irá por decisión de los venezolanos.
Y en ese camino es que estamos. Ya decidimos que queremos vivir diferente y la lucha está en que se nos permita expresarnos. Ese es un pulso de tensiones permanentes. Ciertamente las movilizaciones populares desencadenan una transición. En el país lo ha hecho. No hay que buscar ejemplos afuera. La votación masiva del 6D evidenció lo que queremos. El descontento está en la calle.
Ya el liderazgo del país nos marcó el camino. Todo dentro de la Constitución. El punto crucial es que no debemos solo cambiar de gobierno sino construir un sistema democrático cuya prioridad sea resolver los problemas de la gente. Conciliar la situación política y social que estamos viviendo debe ser nuestra prioridad.
Mientras lo logramos, sigamos expresándonos y resistiendo. Todo paso que demos en el sentido correcto será mayor estabilidad de cara al futuro.