Armando Briquet: Concordia es revocar


Caracas, 27 de junio de 2016.- Un proceso de transición ya se vive en Venezuela.  El gobierno no solo es impopular y minoritario, sino que la gran mayoría de los venezolanos quieren que dejen el poder este año para que el país pueda salir del abismo en el que se encuentra.

Ningún venezolano está dispuesto a aguantar que una cúpula ineficiente se mantenga gobernando. Por eso, cada vez que tiene la oportunidad de manifestar su deseo de cambio, lo hace, con contundencia Lo expresó en las urnas el pasado 06 de diciembre, lo dice en los estudios de opinión cada vez que se le consulta qué camino quiere que tome el país.

Lo hizo el pasado mes de abril cuando se volcó a firmar para solicitar un referendo revocatorio.  Y esta semana ratificó una vez más su voluntad en el proceso de validación de firmas.

Escribirlo resulta fácil, pero ha sido una durísima tarea. El autoritarismo que gobierna arrecia en abusos  a medida que aumenta su rechazo en las calles.  En un sentido utilitario, subrayaban el poder del pueblo cuando les favorecía. Hoy que la gran mayoría del país repudia su gestión, no hacen sino oprimirlos.  Esto no hace sino reafirmar el compromiso de este país por el cambio, por un entendimiento que el PSUV nunca permitirá, una reconciliación que esta revolución dejó de ser, un progreso cuyo único obstáculo se llama Nicolás Maduro y el gobierno que lidera.

La historia de los últimos años en Venezuela es una historia de odios, resentimientos y retrocesos. De largas colas para conseguir lo básico para sobrevivir, alimentos, medicina, trabajo.

Esta semana, la gente sacrificó la cola por alimentos, para unirse a la cola de la esperanza y el cambio. Cruzaron ríos, saltaron barricadas, viajaron horas y se mantuvieron en vigilia. A pesar del gobierno y el CNE, se lograron validar las voluntades por el referendo convocatorio.

Esa es la concordia que quiere el pueblo venezolano. Cualquier agenda que procure el diálogo, el entendimiento, y la paz, no puede contrariar  la naturaleza de lo que el pueblo quiere.  Lo demás son una plegaria de buenas intenciones retóricas, condenadas al fracaso, porque, simplemente,  cada vez que este pueblo habla, lo ratifica, su concordia es el revocatorio.

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