La Asunción, 25 de julio de 2015.- Nos llena de esperanza saber que se están dando algunos pasos en la dirección correcta para afrontar, por la vía democrática, la inminente salida de los espacios institucionales de quienes vienen medrando y convirtiendo cada sitio en un nicho de corrupción y peculado.

Ya tenemos tarjeta única y candidatos únicos (unos muy buenos, otros no tanto) pero únicos y nuestros, decididos y convencidos para cumplir con la responsabilidad histórica de abrir las puertas al cambio y la transformación nacional. Sin embargo estamos en la obligación de construir la Unidad superior, esa que va más allá de la dinámica de los partidos, que es más que una tarjeta electoral, más que un personaje simpático en un afiche: Es una unidad que supera las siglas y las banderas, una unidad clara, sin ambigüedades, sincera, con una visión y misión que no renuncie a la pluralidad de las ideologías que la componen, pero que ante esta realidad tan dura, trace líneas estratégicas de alto impacto que venga a dar la estocada final al modelo del desastre que representa Nicolás, Diosdado y compañía.

El trabajo de conectarnos con la gente y su realidad no es diciéndoles lo que quieren escuchar, si no convenciéndoles de transitar el camino correcto, quitándonos de encima los esquemas del pasado, afrontando las consecuencias y reivindicando las causas, identificando los errores del pasado y del presente además de a quienes desde ya, parecieran ser lo mismo de cara al futuro.

Estamos llamados a construir una sociedad responsable, donde la suma del esfuerzo individual nos dé resultados colectivos. Debemos lograr sembrar en el ideal colectivo, nuevas formas de hacer política desde la conciencia ciudadana y no desde la prebenda, el populismo y el asistencialismo.

Son muchos los retos que nos depara el futuro, la transformación social, cultural, económica y política de nuestra sociedad amerita la construcción de un ideal nacional distinto, dejando atrás a “Juan Bimba” y su hijo que es el hombre nuevo del Socialismo del siglo XXI, para darle paso a un venezolano moderno, cuyo ADN este cargado fundamentalmente de responsabilidad, honestidad y libertad.

Si somos responsables, libres y honestos, lograremos avanzar sin dejar a nadie atrás, cerramos las brechas, pero recompensamos el esfuerzo individual. El territorio de nuestra República debe ser un gran mundo ciudadano donde el respeto y la convivencia conviertan cada espacio en un lugar para la vida, dejando atrás la tragedia de la violencia criminal. Esa Venezuela la tenemos a nuestro alcance si solo si apostamos a nuevos esquemas. ¡No podemos pensar en cambiar las cosas si hacemos siempre lo mismo! No se trata de cambiar el color de la realidad es la realidad lo que debemos cambiar.
Estas líneas de reflexión sirvan de aliento a quienes sueñan con un país mejor, porque de eso se trata, se trata de ti, de mí, de nosotros, de todos. Recuerda: Este 6 de diciembre es por ti o por Nicolás… ¡Tú decides!..